OCDE: Costa Rica mejor que Argentina , y FMI advierte a América Latina

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Dato de la OCDE: en 2024, con excepción de Costa Rica (+3,6%), los países de América Latina presentarán un desempeño inferior al promedio mundial, que es +3,1%. Luego, Perú y Chile (+2,3%), México (+2,2%), Brasil (+1,9%) y Colombia (+1,2%). En el caso de Argentina, tendrá resultado negativo: -3,3%.

En verdad, destaca Bloomberg, «entre las economías latinoamericanas, Argentina sería la única que presentaría una contracción en el PIB este año y se espera que su economía caiga -3,3% aunque en 2025 repuntaría +2,7%«.

En definitiva, el crecimiento de 2025 no recuperaría la pérdida de 2024. En el mejor escenario, una expansión real quedaría para 2026.

Muy interesante el caso de Brasil, porque es la contracara de lo que proponen los libertarios (o falsos libertarios) argentinos.

Dice OCDE (organismo multilateral al que la Argentina quiere ingresar):

«Se espera que la flexibilización de la política monetaria continúe a lo largo de 2024 en medio de una inflación en descenso. La política fiscal sigue siendo de apoyo, pero se consolidará en 2024 para alcanzar el objetivo principal requerido por el nuevo marco fiscal. (…) la reforma del Impuesto al Valor Agregado recientemente aprobada tiene el potencial de impulsar la productividad de las empresas y el crecimiento potencial.»

Al menos por el crecimiento, no parece destacable lo de Javier Milei / Luis Caputo 2024 y 2025, según OCDE.

Al menos por el crecimiento, no parece destacable lo de Javier Milei / Luis Caputo 2024 y 2025, según OCDE.

El futuro

Más allá de la coyuntura, Latinoamérica tiene un problema muy fuerte a mediano plazo, que debe comenzar a prever.

Obliga a tomar decisiones de planifiación (algo que detestan algunos libertarios -o falsos libertarios-) en materia

  • inmigratoria,
  • previsional,
  • de seguridad pública,
  • de educación y salud pública,
  • modernización laboral, y
  • políticas de empleo.

¿Cuál es el tema? En el FMI, abordaron ese interrogante los economistas Gustavo Adler y Rodrigo Valdés:

«La fuerza laboral de América Latina creció casi un 50% en las 2 décadas previas a la pandemia, lo que ayudó a impulsar el crecimiento económico. Ahora las tendencias demográficas están cambiando y probablemente afectarán el crecimiento en los próximos años.

Esperamos que el crecimiento en América Latina promedie alrededor del 2% anual en los próximos 5 años, por debajo de su ya bajo promedio histórico. Estas proyecciones también son considerablemente más débiles que las de otras economías de mercados emergentes de Europa y Asia, que también se espera que se desaceleren, pero aún así crezcan 3% y 6% anual, respectivamente.

Esta perspectiva más débil refleja en parte los desafíos de larga data de baja inversión y lento crecimiento de la productividad. El desafío adicional esta vez es que la demografía está cambiando y la fuerza laboral no crecerá tan rápido como antes.

América Latina ante un problema que destapará otros.

América Latina ante un problema que destapará otros.

Cambiando la demografía

El crecimiento de la población seguirá desacelerándose, cayendo de alrededor del 1% anual en las 2 décadas anteriores a la pandemia, al 0,6% anual en los próximos 5 años.

Esto no es necesariamente una mala noticia, ya que una población en crecimiento no significa automáticamente un aumento del ingreso per cápita, la medida más relevante de bienestar.

Aunque una mayor población significa una mayor fuerza laboral y producción agregada, también significa un mayor número de personas entre las cuales se comparte la producción. Aún así, hacer crecer la economía a través de una población más grande puede ayudar de otras maneras, incluso aumentando los ingresos para pagar los altos niveles de deuda.

Más importante aún, el dividendo demográfico se está desvaneciendo a medida que la población de la región envejece y la proporción de la población en edad de trabajar está alcanzando su punto máximo.

Esto significa que la proporción de la población capaz de generar ingresos dejará de crecer. Es un cambio importante ya que esta proporción había estado creciendo hasta ahora, lo que permitió que la fuerza laboral creciera un 0,5% anual desde 2000.

Por el contrario, no esperamos ningún crecimiento en la proporción de la población en edad de trabajar durante los próximos 5 años, en promedio.

Para mantener en funcionamiento el motor de la fuerza laboral será necesario impulsar la participación de la fuerza laboral. Y se espera que algo de esto suceda, ya que se prevé que la proporción de solicitantes de empleo en edad de trabajar siga aumentando.

Pero para que esto se convierta en realidad, será clave integrar aún más a las mujeres en la fuerza laboral. Su participación sigue siendo baja: sólo el 52% de las mujeres en edad de trabajar, en comparación con el 75% de los hombres.

Ideas

Las políticas pueden ayudar. Ampliar los programas de cuidado infantil y brindar más capacitación a las mujeres puede ayudar a aumentar la participación femenina, como hemos discutido en informes nacionales recientes, incluidos Brasil y México.

Garantizar que los impuestos a los hogares no desalienten a los trabajadores secundarios del hogar y eliminar los beneficios asimétricos de cuidado infantil y licencia parental entre hombres y mujeres, que en última instancia desalientan la contratación de mujeres o afectan su salario, también pueden ayudar a incorporar más mujeres a la fuerza laboral.

Los países también pueden aumentar su fuerza laboral brindando

  1. oportunidades de capacitación vocacional,
  2. elevando la edad de jubilación,
  3. eliminando los desincentivos para trabajar después de la jubilación y
  4. adoptando políticas que faciliten el empleo de los trabajadores de mayor edad.

La lucha contra la delincuencia , un factor importante detrás de la salida de migrantes en algunas partes de la región, también debería estar en la agenda.

Pero también, a medida que la demografía se vuelve menos favorable, los países tendrán que esforzarse más en aumentar el crecimiento de la productividad laboral, abordando la mala gobernanza y las regulaciones comerciales estrictas, que limitan el crecimiento de las empresas y las ganancias de productividad asociadas. (…)».