La misa de Pascua de aquel fatídico 26 de abril de 1478 transcurría normalmente, con la presencia de Lorenzo de Médici y su hermano Juliano, líderes de la poderosa familia Médici que dominó Florencia por décadas. No imaginaban que serían víctimas de una conspiración de sus rivales, los Pazzi, que querían asesinarlos y tomar el control de la ciudad.
Un atentado fallido y sus consecuencias
La catedral de Santa Maria del Fiore estaba atestada de las principales figuras de la élite florentina: patricios, nobles, cardenales, líderes gremiales y damas, todos vestidos para la ocasión. Lorenzo de Médici, apodado «El Magnífico», y su hermano menor Juliano también estaban allí. Hacía tiempo que tenían roces con sus rivales, los Pazzi, y se rumoreaba que planificaban matarlos durante la celebración de la Pascua. Lorenzo había desestimado estos rumores y se hizo presente en la misa sin llevar siquiera a sus guardaespaldas. Confiaba que los Pazzi no intentarían nada mientras estuvieran en suelo eclesiástico. Qué equivocado estaba…
Todos observaban cómo el obispo elevaba la hostia consagrada, momento en el cual Bernardo Bandini Baroncelli, uno de los conspiradores que estaba sentado cerca de Juliano de Médici, aprovechó para sacar una daga de entre sus ropas y asestarle una puñalada mortal en el pecho. Francesco Nori, otro de los presentes y amigo íntimo de los Médici, también fue atacado y murió desangrado. Lorenzo, por su lado, que estaba más alejado de los conspiradores, había sido herido en el cuello y logró refugiarse en la sacristía.
Toda la ciudad entró en un estado de caos y alarma en cuanto se supo lo que había ocurrido dentro de la iglesia. La población, que temía un derramamiento de sangre, se volcó a favor de los Médici, quienes persiguieron y ejecutaron a los conspiradores. Los Pazzi, con su nombre caído en desgracia y su reputación por el suelo, se vieron obligados a huir de Florencia.
Los Médici reprimen y se consolidan
Lorenzo de Médici no tuvo piedad contra quienes mataron a su hermano e intentaron matarlo a él: decenas de conspiradores, incluyendo al arzobispo Salviati y el humanista Bracciolini, fueron ejecutados, mientras que las propiedades de los Pazzi fueron confiscadas y su nombre borrado de los registros públicos.
Si la Conspiración de los Pacci pretendía destruir a los Médici, la realidad es que logró todo lo contrario: los Médici instauraron un gobierno más autoritario, conocido como el «principado», y Lorenzo se convirtió en el líder indiscutido de la ciudad, impulsando su desarrollo cultural y económico. Aquel intento de asesinato fue un fiel reflejo de las profundas tensiones políticas y sociales que existían en la Florencia de la época, donde confluía la rivalidad entre familias poderosas y la lucha por el control del gobierno.
Cambio de panorama
La figura de Lorenzo de Médici sigue siendo objeto de debate. Para algunos fue un tirano despiadado que reprimió la libertad; para otros fue un líder visionario que impulsó la cultura y la economía de Florencia. Sea como sea, nunca pudo disfrutar de una seguridad política duradera y, tras su muerte en 1492, las intrigas políticas continuaron, obligando a su hijo Pedro a huir de Florencia ante la creciente oposición.
En cuanto a los Pazzi, a pesar de la represión posterior y los intentos por borrar su memoria, fueron rehabilitados en parte en años posteriores. Pero indudablemente, pasaron a la historia por haber sacudido los cimientos de Florencia y cambiar su destino político.