Frustradas cumbres, progre activistas preocupados por mantener su imagen, pereza de líderes mundiales, expertos indolentes, gobiernos aislacionistas, honda grieta: así se pretende abordar el cambio climático que pone en riesgo a la humanidad.
Aquel problema global debería ser tratado de forma mancomunada. Uno creería encontrar fórmulas de soluciones comunes en la Unión Europea, pero contaminada por la tendencia creciente mundial de la grieta, no avanza en un proyecto clave de protección del medioambiente.
La Ley de Restauración de la Naturaleza es la primera ley europea importante sobre la naturaleza en 30 años, tras numerosas cumbres fallidas. De aprobarse, cada Estado miembro deberá presentar a la Comisión un plan nacional que evaluarán periódicamente.
Este martes (27/06/23) tras una primera sesión tensa, se reanudó, en el seno de la comisión de medio ambiente del Parlamento Europeo la discusión sobre el proyecto con enmiendas de la Ley de Restauración de la Naturaleza, que votarán en la semana del 10 de julio antes de la aprobación final en principios de 2024.
Según la página web de la UE, tras pasar por una larga serie de enmiendas, el texto en su conjunto ha recibido 44 votos a favor y 44 en contra, lo que significa que no ha obtenido, por un solo voto, la mayoría simple necesaria.
Lo inédito es que es la primera vez que la comisión de medio ambiente rechaza elementos del Pacto verde Europeo, un conjunto de iniciativas políticas propias de la Comisión Europea.
Entre ellas, sobresalen: transformar a la UE en una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva, garantizando que hayan dejado de producirse emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050, el crecimiento económico esté disociado del uso de recursos, no haya personas ni lugares que se queden atrás.
Grieta
Tal como contó Le Monde, la ley en cuestión procura “mejorar el estado de conservación de los bosques o cursos de agua, dañados por las actividades humanas, para proteger mejor la biodiversidad pero también para luchar contra el cambio climático”.
Según la Comisión, el 81% de los hábitats europeos se encuentran en mal estado. Las turberas, los pastizales y las dunas son los más afectados.
“También la restauración del 20% de la tierra y los mares de la UE para 2030, y de todos los ecosistemas degradados para 2050. Luego establece objetivos específicos para diferentes tipos de hábitats, como como ecosistemas terrestres, costeros, de agua dulce y marinos, que deberán implementarse a nivel de país para 2030 (30% de estos hábitats degradados deberán ser restaurados), 2040 (60%) y 2050 (90%)”.
El texto también prevé la eliminación de obstáculos presentes en ríos para restaurar al menos 25.000 km de vías fluviales libres, para evitar cualquier » pérdida neta» de espacios verdes urbanos o para revertir la disminución de polinizadores para el final de la década.
En el fondo busca combatir el cambio climático que degrada y amenaza la existencia humana. La recuperación de ecosistemas fuertes y fértiles contribuirían a detener los efectos del calentamiento global.
Sabien Leemans, responsable de temas de biodiversidad en la oficina de política europea del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) explica: “También lo necesitamos para hacer frente a los impactos del calentamiento global que ya estamos viendo. Los humedales permiten luchar contra las inundaciones, los árboles hacer frente a las olas de calor… Esto no es solo una ley para la naturaleza, sino también para el clima y para los ciudadanos».
Sin embargo el proyecto se ha convertido en uno de los textos más controvertidos del Pacto Verde Europeo. Los defensores de la ley ampliamente apoyada por científicos de todo el mundo, enfrentan la oposición de comités de pesca y agricultura, manifestaciones y campañas de desinformación fomentadas por los conservadores liderados por el Partido Popular Europeo (PPE).
Su principal argumento es la supuesta imposición de restricciones nuevas a sectores que ya se encuentran en grandes dificultades. “Destruirá pueblos construidos hace más de 100 años para crear humedales”, sostienen.
No obstante, los científicos criticaron aquellas acusaciones infundadas alegando que sin ecosistemas no hay industria; el desafío es encontrar modos de producción sustentables y justamente auxiliar a los agricultores.
“Este reglamento no va en contra de los agricultores, está ahí para ayudar a los agricultores”. El vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans amplió: “Sin ecosistemas más fuertes y resilientes, simplemente no será posible asegurar la producción de alimentos y los medios de subsistencia de los agricultores”.
Cada vez son más ardientes las olas de calor y suceden los hechos más extraordinarios como nevadas en desiertos. Las autoridades internacionales no se toman el tema en serio y toman acciones por separado, pretendiendo ignorar que la tierra es de todos y necesita de una respuesta responsable global. Impotentes, los diversos sectores rehúyen de la interdisciplina, se enredan en discusiones, se refugian en sus «jergas» y dejan que el cambio climático empeore.