Estas bebidas que consumes habitualmente dañan el hígado

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El hígado es más importante de lo que muchos creen. Este órgano cumple varias funciones, pero una de las más valiosas es eliminar algunas sustancias tóxicas que pueden ser ingeridas a través de bebidas, alimentos o medicamentos. Esta es una de las razones por las que es primordial cuidar el hígado a través de la dieta, y una de las primeras cosas que se debe hacer, es evitar el consumo de alimentos y bebidas que afectan al hígado. Pero, ¿Qué causa problemas en el hígado? ¿Cuáles son las bebidas malas para el hígado? ¿Qué es lo más dañino para el hígado? Profundicemos.

¿Qué bebidas hacen daño al hígado?

Así como hay alimentos malos para el hígado, también existen bebidas que pueden perjudicar la salud hepática. Lo más grave es que algunas personas consumen estas bebidas de manera habitual sin tener en cuenta que están relacionadas con daños en el hígado y otros órganos.

Y es que, no debería ser sorpresa que las bebidas que son malas para el hígado también sean dañinas para la salud en general, ya que aumentan el riesgo de otras enfermedades como diabetes.

Ahora bien, entre las peores bebidas para el hígado, los expertos nombran las siguientes:

Bebidas energéticas

Muchas personas no lo saben, pero cuando el consumo de bebidas energizantes o energéticas es constante, puede causar insuficiencia hepática, así lo indica la Fundación Mexicana para la Salud Hepática.

Se cree que esto tiene que ver con la gran cantidad de cafeína, azúcar y otros ingredientes estimulantes, que pueden hacer que el hígado trabaje más de lo normal.

Hay evidencia al respecto. Un estudio de caso publicado por el British Medical Journal (BMJ) advirtió cómo las bebidas energéticas afectan el hígado.

En el estudio participó un trabajador de la construcción de 50 años que bebió cuatro bebidas energéticas al día durante un periodo de tres semanas. Acabó desarrollando una hepatitis aguda, reseña Men’s Health.

Alcohol

Es considerada la bebida más dañina para el hígado, ya que consumirla en exceso puede generar hepatopatía alcohólica o enfermedad hepática asociada al alcohol, inflamación del hígado y cirrosis.

Pero, ¿Qué pasa en el hígado cuando se consume alcohol? Manual MSD ofrece una explicación en su sitio web:

«El alcohol, tras ser absorbido en el tubo digestivo, se procesa (metaboliza) principalmente en el hígado. Conforme se metaboliza se producen sustancias que pueden dañar el tejido hepático. Cuanto más alcohol se consume, mayor es la lesión hepática.

 

Cuando el alcohol lesiona el hígado, este puede seguir funcionando durante cierto tiempo, (…) Sin embargo, si la persona continúa consumiendo alcohol, el daño hepático progresa, pudiendo llegar a ocasionar la muerte».

Refrescos

Los refrescos o gaseosas son muy dañinos para la salud y pueden afectar el hígado, principalmente por su elevado contenido de azúcar.

«Las bebidas con un contenido de azúcar elevado fomentan el desarrollo del hígado graso, además de aumentar la producción de lípidos en el órgano. Por lo general, las personas vinculan el hígado graso únicamente con una dieta llena de grasas, pero en muchos de los casos las bebidas azucaradas son clave para la evolución de esta enfermedad», advierte FundaHígado América.

En ese sentido, un estudio de investigadores franceses halló que consumir más de una lata de refresco al día aumenta el riesgo de padecer la enfermedad del hígado graso que, en sus casos más severos, puede acabar en cirrosis.

¿Cuáles son los síntomas de que el hígado está mal?

Si bien es importante evitar ciertos alimentos y bebidas para cuidar el hígado, también hay que conocer cuáles son las señales que este órgano envía para avisar que no está del todo bien.

De acuerdo con expertos, la enfermedad hepática no siempre causa síntomas al inicio, pero si usted presenta estos síntomas o algún síntoma persistente, consulte al médico de inmediato:

  • Color amarillento en piel y ojos
  • Dolor e hinchazón abdominal
  • Hinchazón en las piernas y tobillos
  • Picazón en la piel
  • Orina de color oscuro
  • Heces de color pálido
  • Fatiga y debilidad
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas y vómitos

Para diagnosticar problemas en el hígado, generalmente, se usa un análisis de sangre.