Adiós a la esclavitud: El día que Gran Bretaña dio el primer paso histórico en su abolición

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Un 25 de marzo como hoy, pero de 1807, el Parlamento británico aprobó una ley que abolió el comercio de esclavos en el Imperio Británico. Aunque demoró un tiempo más en ser abolida, este hecho es considerado un hito en la lucha por la libertad, marcando el comienzo del fin de la esclavitud a nivel mundial.

Gran Bretaña comienza a despertar

La historia de la abolición del tráfico de esclavos en el Imperio Británico comienza con Granville Sharp, un filántropo y cristiano devoto que se convirtió en un ferviente defensor de la libertad de los negros. En 1772, Sharp asistió a un juicio que marcó un precedente: el caso de James Somerset, un esclavo fugitivo que buscaba su libertad. Sharp brindó apoyo legal a Somerset y, gracias a su intervención y a la astucia legal de otros, el juez falló a favor del esclavo, con lo que Inglaterra abrió los ojos y comenzó a entender que la esclavitud era ilegal en Inglaterra.

El triunfo en el caso de James Somerset, un esclavo negro que exigía su libertad, fue la chispa que encendió el movimiento abolicionista en Gran Bretaña. Somerset fue apoyado por el filántropo Granville Sharp y el tribunal británico entendió que la esclavitud debía ser ilegal.

El triunfo en el caso de James Somerset, un esclavo negro que exigía su libertad, fue la chispa que encendió el movimiento abolicionista en Gran Bretaña. Somerset fue apoyado por el filántropo Granville Sharp y el tribunal británico entendió que la esclavitud debía ser ilegal.

Inspirado por el caso Somerset, Thomas Clarkson, un joven estudiante de teología con un profundo sentido de la justicia, se unió a la lucha contra la esclavitud. Tras ganar un concurso de ensayo sobre la moralidad de la esclavitud, Clarkson se embarcó en un viaje por Inglaterra para recopilar información sobre las inhumanas condiciones del tráfico de esclavos. Sus investigaciones lo llevaron a presenciar la brutalidad del comercio negrero y lo motivaron a unirse a Sharp y otros abolicionistas en la formación del Comité para la Abolición de la Trata de Esclavos en 1787.

William Wilberforce, un influyente político y cristiano evangélico, se convirtió en la voz más prominente del movimiento abolicionista en el Parlamento. Conocido por su oratoria apasionada y su profunda convicción moral, dedicó su vida a la lucha contra la esclavitud. En 1789, presentó la primera propuesta para abolir el tráfico de esclavos en el Parlamento, iniciando una batalla parlamentaria que duraría casi dos décadas.

La batalla en el Parlamento por la abolición

Los abolicionistas liderados por Clarkson y Wilberforce implementaron una serie de estrategias para presionar al Parlamento y al público en general. Publicaron panfletos y libros que narraban las atrocidades del comercio de esclavos, organizaron reuniones públicas para generar debate y presionaron a los consumidores para que boicotearan productos provenientes de las colonias esclavistas.

Los defensores de la esclavitud, quienes eran principalmente los poderosos comerciantes y propietarios de plantaciones en las colonias, no se quedaron de brazos cruzados. Argumentaron que la esclavitud era vital para la economía del imperio y que los negros eran inferiores, por lo cual no podían ser ciudadanos libres. Recurrieron a la propaganda, la intimidación e incluso la violencia para silenciar a los abolicionistas.

William Wilberforce, conocido por sus firmes convicciones, se convirtió en la voz principal del movimiento abolicionista que le puso fin al comercio de esclavos.

William Wilberforce, conocido por sus firmes convicciones, se convirtió en la voz principal del movimiento abolicionista que le puso fin al comercio de esclavos.

La lucha por la abolición del tráfico de esclavos no fue fácil. A pesar de la creciente presión pública y la evidencia contundente de la crueldad de la esclavitud, el Parlamento británico rechazaba las propuestas de abolición una y otra vez. Para colmo a pocos kilómetros de distancia se desarrollaba la Revolución Francesa que generó un clima de sospecha hacia los movimientos reformistas, lo que dificultó aún más la tarea de los abolicionistas.

A pesar de los obstáculos, la perseverancia de los abolicionistas finalmente dio sus frutos y el 25 de marzo de 1807, el Parlamento aprobó la Ley de Abolición del Comercio de Esclavos, poniendo fin al tráfico de esclavos en el Imperio Británico. Aunque la esclavitud en sí no fue abolida en ese momento, este paso sentó las bases para la emancipación total que se lograría años después, en 1833, que con el tiempo se extendería al resto del mundo.