La misiva lleva la firma de los máximos referentes de la UCR y denuncia que la falta de conformación de la comisión para tratar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) “es el único paso pendiente para que la misma pueda funcionar”.
La carta ingresada el lunes 12 de febrero (feriado por Carnaval), está rubricada por varios de los «pesos pesados» del radicalismo:
-presidente del Comité Nacional: Martín Lousteau;
-vicepresidentes de ese órgano de conducción: Inés Brizuela y Doria y Luis Naidenoff;
-titulares de las bancadas de diputados y senadores: Rodrigo De Loredo y Eduardo Vischi
-vicepresidentes de los bloques de diputados y senadores: Karina Banfi y Pablo Blanco.
En términos particularmente duros los correligionarios expresaron:
“Si el gobierno anterior se aprovechó de su mayoría para bloquear el funcionamiento de la Comisión durante dos años, asistimos hoy a una nueva degradación institucional en la que este gobierno ni siquiera la constituye”
Los máximos dirigentes blanquirrojos reclamaron con gran énfasis:
“A tal punto es crucial este control parlamentario que su ausencia pone en cuestión, incluso, la propia validez de los decretos del Presidente de la Nación. A más de dos meses de la renovación de la Cámara, después de solicitudes formales de diferentes bloques, y con los miembros del Honorable Senado ya designados hace semanas, su persistente demora en conformar la Comisión ya no puede ser atribuida a la inexperiencia en el cargo ni a los tiempos burocráticos”
En el cierre, Martín Lousteau y los suyos dejaron una amenaza explícita para el titular de la cámara baja:
“De persistir en su actitud dilatoria tendremos el deber de actuar con todas las herramientas legales a nuestra disposición para cumplir con el mandato de la Constitución Nacional. La falta de conformación de la Comisión es igualmente inadmisible en lo político. Como es de su conocimiento, el Presidente de la Nación ha ejercido las facultades de dictar decretos de necesidad y urgencia para modificar o derogar un sinnúmero de leyes del Congreso en vastas áreas del derecho argentino. El ejercicio de estas facultades mientras la Comisión no se constituya implicaría otorgarle al Presidente un amplio poder sin control, de un modo absolutamente incompatible con el régimen republicano de gobierno que prevé nuestra Constitución”.
La bicameral no se creó porque falta nombrar a los ocho miembros de la Cámara de Diputados, presidida por Martín Menem. El legislador riojano prefirió dejar pasar el tiempo y así demorar el debate del DNU más voluminoso que se recuerde en la historia del Congreso Nacional.
Según la ley 26.122, que regula el tratamiento parlamentario de los DNU desde que arriba al Congreso existen diez días hábiles asignados para su debate en comisión que debe evaluar si el Presidente tuvo motivos valederos para evitar el debate legislativo.
¿La UCR anticipa un dictamen negativo?
Las palabras escogidas para el texto no dejan dudas para los entendidos en el «lenguaje parlamentario».
Los integrantes del partido creado por Leandro Alem e Hipólito Yrigoyen se aprontan a expresarse de manera negativa en el futuro dictamen de la bicameral
Esto podría dar por tierra con el instrumento emanado desde la Casa Rosada a poco de asumir el presidente Javier Milei ya que se sumarían en los recintos los radicales, Unión por la Patria y la izquierda.
Mientras los máximos referentes del PRO, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, negocian un bloque homogéneo con La Libertad Avanza, sus ex socios en Juntos por el Cambio le formulan a los libertarios un desafío abierto.
El decreto de necesidad y urgencia 70/23 firmado por el presidente Javier Milei que reforma más de 300 leyes y desregula en buena medida la economía quedaría firme si una de las dos cámaras lo aprobara ya que se necesitan dos rechazos para darlo de baja.
Pero, ante la poca certeza que existe con respecto a las voluntades que lo acompañarían en la cámara baja, el diputado Martín Menem no quiere dejar conformada la bicameral encargada de iniciar el trámite.
El destino del decretazo en la bicameral depende en la práctica de la UCR, que tiene los votos decisivos para el cuórum en Diputados y puede inclinar la balanza también en el Senado.