Mama Antula: Papa Francisco recibió a Gerardo Zamora y peregrinos

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“En esta beata encontramos un ejemplo y una inspiración que reaviva ‘la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha»: Papa Francisco sobre ‘Mama Antula’, en presencia del gobernador Gerardo Zamora, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. El pontífice recibió a peregrinos argentinos llegados para la canonización que será el domingo 11/02, y al gobernador Zamora y su mujer, la senadora nacional Claudia Ledesma Abdala. El presidente Javier Milei ya llegó a Roma (Italia) y estará presente.

También a varios obispos, entre ellos el titular de la Arquidiócesis Primada de Buenos Aires, Jorge Ignacio García.

Francisco:

La caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que ‘el individualismo radical es el virus más difícil de vencer’. Un virus que engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones.

La música

Los cantantes santiagueños Manuel Wirtz y Leo Dan interpretaron en la Filmoteca del Vaticano la canción que produjeron para la beata ‘Mama Antula’.

‘Los Caminos de la Fe‘ es el nombre de la himno oficial de ‘Mama Antula’, que entonaron en presencia del papa Francisco y del gobernador Gerardo Zamora.

También del obispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic; y el de Añatuya, José Luis Corral, junto a Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, autoras del libro ‘Mama Antula. La Fede di una donna indomita’.

Compañía de Jesús

María Antonia de Paz y Figueroa, también conocida como ‘Mama Antula’, fue una laica santiagueña consagrada cristiana, declarada beata el 27/08/2016.

María Antonia nació en el año 1730, en la localidad de Villa Silípica, hija de María de Zurita y Suárez de Cantillana; y del sargento mayor Miguel de Paz y Figueroa Mendoza, maestre de Campo y alcalde de la Santa Hermandad; luego procurador y mayordomo del Real Hospital, más tarde protector de Naturales, alcalde ordinario de segundo voto del Cabildo de Santiago del Estero y defensor.

Aquí la clave: a los 15 años hizo sus votos y vistió el hábito consagrándose a la oración y al apostolado. Luego realizó sus ejercicios espirituales en el convento de los padres de la Compañía de Jesús.

En aquel entonces se las llamaba ‘beatas’ (hoy ‘laicas consagradas‘). Durante 20 años María Antonia estuvo al servicio de los jesuitas, asistiéndolos especialmente en las tareas auxiliares de los ejercicios espirituales.

Cuando se produjo la expulsión de los jesuitas, en 1767, ella le pidió al mercedario fray Diego Toro que asumiera la predicación y la confesión, mientras que ella se ocuparía con sus compañeras del alojamiento y las provisiones para continuar con los ejercicios espirituales.

Mama Antula

Su figura ya era familiar, siendo conocida en su pueblo como ‘Mama Antula’ (en quechua es ‘Mamá Antonia’).

Ella recorrió las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán (en San Miguel hizo 60 actividades de ejercicios espirituales), Salta, Jujuy, nuevamente Tucumán, Catamarca y La Rioja. ‘Mama Antula’ caminaba descalza y pedía limosnas.

En Catamarca padeció una enfermedad y fue desahuciada por el médico. “Me encomendé al Sagrado Corazón y me encontré curada pronto, sin ningún remedio”, aseguró. Y ocurrieron otras sanidades milagrosas.

En 1777 llegó a Córdoba -en menos de 1 año organizó en Córdoba 8 tandas de 200 y 300 personas- y en 1779, con 49 años, a Buenos Aires. La provisión episcopal concedida le permitía solicitar limosnas, pudiendo fundar casas de recogimiento, realizar ejercicios y propender a “reformar las costumbres”.

Donaciones

Ella llegó caminando unos 2 meses, 140 leguas, 700 kilómetros.

En Buenos Aires no fue fácil y debió refugiarse en la Iglesia de la Piedad. Por su pasado jesuítico, mucho le costó abrir una casa para dar ejercicios. Lo consiguió en agosto de 1780. Antes los realizaba en forma clandestina en casas alquiladas por el Obispado a algunas familias devotas.

Al final consiguió la donación de terrenos en la actual avenida Independencia 1190. Fue muy exitosa su actividad en la aristocracia porteña en aquellos años. La práctica de los ejercicios espirituales pasó a convertirse en una de las actividades religiosas más prestigiosas de la vida porteña.

Pío VI

En 1784 el obispo de Buenos Aires, Sebastián Malvar y Pinto, envió una carta al papa Pío VI informándole que durante los 4 años en los que se habían realizado los ejercicios espirituales en esa ciudad, habían pasado 15.000 personas, sin que se les haya pedido “ni un dinero por 10 días de su estadía y abundante manutención”.

Hacia 1788 escribió Ambrosio Funes una carta contando que en 8 años habrían hecho ejercicios espirituales unas 70.000 personas. Para esa actividad, María Antonia obtuvo la donación de 3 parcelas de terreno contiguas, y tuvo como apoderado a Cornelio Saavedra.