Sandra Pettovello abandonó este jueves el confort de su despachó para cruzarse cara a cara con manifestantes de la UTEP que lidera Juan Garobois, que denuncian que desde el inicio del gobierno de Javier Milei se cortó la asistencia alimentaria a comedores.
La ministra se negó a resolver la situación con los líderes de las organizaciones sociales y propuso a los gritos: «Chicos, los que tienen hambre vengan de a uno que les voy a anotar el DNI». Luego se instaló en la calle con una mesita de playa, pero no fue ella la que tomaba los DNI, sino uno de sus secretarios.
«Voy a atender uno por uno a la gente que tiene hambre, no a los referentes», dijo Petovello. «Chicos, los que tienen hambre vengan de a uno que les voy a anotar el DNI», agregó la ministra y explicó que, aquellos a quienes registre, «van a recibir ayuda individualmente».
«¿Vas a atender a la gente de los diez mil merenderos que hay en el país?», le preguntó uno de los manifestantes con una lógica atendible, pero la ministra eligió no responderle. Los manifestantes, muy educados, le reclamaron por «políticas públicas que hay que sostener».
«Vamos a solucionarle los problemas a la gente, pero no nos vamos a dejar extorsionar por los gerentes de la pobreza que manipulan la voluntad de los que más necesitan», agregó la ministran lo que pareció una puesta para los medios.
Este jueves, la red de comedores nucleados en la UTEP realiza la jornada «Ollas Vacías», para denunciar que desde que asumió Milei se cortó a cero el envío de alimentos a los comedores populares, «sin ningún tipo de explicación por parte de la ministra Petovello».
La organización que encabeza, Juan Grabois acusó «una lamentable mezcla de prejuicios, insensibilidad e ineptitud de una ministra que estrena CUIL».
La UTEP se movilizó en las puertas de la histórica sede de Desarrollo Social en la 9 de Julio, pero también en las puertas de supermercados para entregar un petitorio y solicitud de alimentos.
«La cantidad de gente que asiste a las ollas populares en todo el país no para de aumentar, todos los días vemos colas interminables de personas que vienen a buscar su único plato de comida diario, y muchas veces con tristeza vemos como se retiran con las manos vacías», afirmaron voceros de la organización que lidera Grabois.