En un tranquilo condominio de via Armando Diaz en Trofarello, Italia, durante la serena noche del sábado 24 de junio irrumpieron las alarmas de los coches de la policía luego de los numerosos llamados de vecinos alterados que habían denunciado el secuestro de un hombre raptado por una extraña camioneta que parecía ser del ISIS.
Un comando de 9 personas con el rostro cubierto por pasamontañas, cascos, banderas del grupo terrorista y rifles ingresó a la casa de un joven, lo amordazó y lo cargó en la parte trasera de una camioneta no sin dejar tras sí una escena de pánico que asustó a todo el vecindario.
Los carabinieri rodearon la zona y se dieron a la busca de aquellos terroristas. Establecieron retenes en toda la región mientras se iniciaba una cacería para encontrar a los secuestradores y su cautivo.
En medio del enorme despliegue, cuando las fuerzas del orden al fin lograron rastrear la camioneta debajo de la casa de uno de los nueve secuestradores, entendieron que toda la escena era ficticia, una mera broma pesada de unos jóvenes inmaduros entre 23 y 31 años.
Aclaraciones
Aquel momento de pánico que vivieron los vecinos preocupados por el habitante contiguo (un anciano incluso se desmayó) fue solo un episodio de risa para los falsos perpetradores, amigos del “secuestrado” que de esa extravagante manera decidieron celebrar su despedida de soltero.
“Hoy en día nunca sabes lo que va a pasar, especialmente cuando escuchas todo el tiempo noticias de gente haciendo locuras. Todos nos asustamos, aquí en el condominio , parecía un secuestro real. Eran muchos, el rostro no era reconocible y estaban armados hasta el cuello. Equipos como los que ves en las películas”, comentó un vecino a Corriere della Sera al reflexionar sobre la escena falsa pero verosímil.
Por su broma pesada, los amigos del novio terminaron en la comisaría con 9 denuncias por causar “alarma pública” y se vieron privados de todos los elementos de la simulación: banderas y prendas con referencias del ISIS, cascos, pasamontañas, tres rifles de airsoft sin gorra roja, algunas chaquetas militares.
Otro vecino irritado también se preguntó: “Si realmente no podían renunciar a un falso secuestro, ¿no podrían al menos advertirnos de lo que iba a pasar ? Cuando vi a todos esos muchachos encapuchados y armados, llamé a los carabinieri con las manos temblorosas en el teléfono».