The New York Times y la falacia de los «restaurantes llenos»

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Un reciente artículo de The New York Times menciona el caso de los restaurantes argentinos y como estos están siempre llenos a pesar de los múltiples problemas económicos. La redacción de Natalie Alcoba explica como el panorama gastronómico de Buenos Aires ha experimentado un auge en medio de la crisis económica que enfrenta Argentina. A pesar de la inflación (y la devaluación de la moneda), los restaurantes de la ciudad están llenos de gente que busca disfrutar de la vida y escapar de las dificultades económicas.

La gastronomía en Buenos Aires siempre ha sido una parte integral de su cultura, pero en los últimos años ha experimentado una transformación notable. La ciudad se ha convertido en un destino para los amantes de la comida, con una amplia variedad de opciones culinarias que van desde la tradicional cocina argentina hasta fusiones internacionales y restaurantes especializados.

Portada del artículo de Natalie Alcoba. Fotografía de Sarah Pabst

Portada del artículo de Natalie Alcoba. Fotografía de Sarah Pabst

El aumento de los restaurantes se ha observado en diferentes barrios de la ciudad, como Palermo, San Telmo y Recoleta. Estos lugares se han convertido en puntos de encuentro para los porteños, quienes disfrutan de la amplia oferta gastronómica que tienen a su disposición. La escena culinaria se ha diversificado enormemente, con restaurantes que ofrecen

Desde comida gourmet hasta opciones más accesibles para todos los presupuestos.

La crisis económica ha afectado a Argentina en los últimos años, con altos niveles de inflación. Sin embargo, esta situación no ha frenado el entusiasmo de los locales por salir a cenar y disfrutar de la vida. Tanto personas de ingresos medios y altos como trabajadores de bajos ingresos encuentran en los restaurantes una forma de

escapar de la realidad económica y disfrutar de momentos placenteros.

La inflación ha llevado a que los precios de los alimentos y los insumos aumenten constantemente. Esto ha planteado desafíos para los restaurantes, que deben ajustar sus precios y encontrar formas creativas de ofrecer opciones asequibles sin comprometer la calidad. Algunos restaurantes han optado por reemplazar los menús impresos por códigos QR, lo que les permite actualizar rápidamente los precios y adaptarse a los cambios -además de ahorrarse la impresión de un nuevo menú-.

Pero no todo es color de rosas, el economista de Ecolatina, Santiago Manoukian, explicó este fenómeno y dijo que el boom de los restaurantes fue un fenómeno que atraviesa clases, ya que

La gente busca gastar pesos argentinos antes de que sigan perdiendo valor

Foto de Sarah Pabst

Foto de Sarah Pabst

El economista siguió relatando que para la clase media, en particular, los gastos como unas vacaciones o un auto se han vuelto en gran medida fuera del alcance, por lo que se complacen de otras maneras. Incluso los trabajadores temporales de bajos ingresos están optando por salir a cenar antes de que su dinero pierda más valor. Según datos recopilados por Ecolatina, estas personas han experimentado una reducción del 35% en sus ganancias desde 2017.

“Es producto de las distorsiones que sufre la economía argentina”, dijo. “Tienes pesos extra que se están esfumando por la inflación, y tienes que hacer algo porque sabes que lo peor que puedes hacer es nada”.

Esta elección de salir a cenar a pesar de las limitaciones financieras refleja la necesidad de aprovechar al máximo el dinero antes de que el peso se devalúe aún más. Por lo tanto, deciden gastar su dinero en experiencias culinarias, buscando disfrutar de una comida en lugar de ver cómo su dinero se desvanece gradualmente.

El artículo de The New York Times seguía explicando como a pesar de los desafíos económicos, los propietarios de restaurantes y los comensales ven este auge gastronómico como un momento emocionante para la ciudad.

Los restaurantes compiten entre sí para ofrecer experiencias únicas y atractivas para los clientes, lo que ha llevado a la apertura de nuevos establecimientos con propuestas innovadoras.

Los jóvenes, en particular, están dispuestos a gastar su dinero en salir a comer y disfrutar de la vida en lugar de ahorrar para comprar bienes duraderos como viviendas. Aunque el sueño de tener una casa propia puede ser inalcanzable para muchos, prefieren disfrutar de momentos placenteros y compartir experiencias gastronómicas con amigos y seres queridos.