Monja denuncia abusos en convento y desata la polémica

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Una grave denuncia sacude al convento San Bernardo de Salta, donde una monja carmelita de clausura acusó a la priora y otras religiosas de someterla a grabaciones, manipulaciones y cacheos, en el marco de un enfrentamiento con el Arzobispado local por la devoción a la Virgen del Cerro, una aparición mariana no reconocida por la Iglesia.

La monja, que llevaba el nombre de María Belén del Niño Jesús, abandonó el monasterio en diciembre pasado junto con otra religiosa, ambas enfermas, y amplió su declaración ante la jueza que investiga las acusaciones de las hermanas contra el arzobispo Mario Cargnello, por supuesta violencia de género y económica.

He reflexionado mucho antes de contarle todas estas penurias vividas por mí y por las hermanas [cuyos nombres La Nacion mantiene en reserva], las que también han sufrido y creo que siguen padeciendo las otras hermanas que están en el convento. Creo que ellas siguen estando bajo la orden del silencio y sometimiento debido a la manipulación que continúan soportando. Pero he tomado la decisión libre de expresarlo (…) por cuanto llevo sobre mi conciencia el peso moral de la triste verdad de lo que he vivido realmente junto a mis hermanas en el convento ”. Sostiene María Belén en su declaración.

Según relató la religiosa en su testimonio, las tensiones en el convento comenzaron cuando Cargnello les prohibió seguir vinculadas con la Virgen del Cerro, una devoción que nació de las vivencias que dice tener María Livia Galliano, una mujer que asegura recibir mensajes de la Madre de Dios desde 1990.

La monja contó que la priora, María Fátima del Espíritu Santo, y otras hermanas se rebelaron contra el arzobispo y lo acusaron de querer quedarse con los bienes del convento.

Además, afirmó que las sometieron a un régimen de silencio y obediencia, y que las espiaban con grabadores y cámaras ocultas para controlar sus conversaciones y movimientos.

La religiosa denunció que en una ocasión la revisaron para ver si tenía un celular o un grabador con el que se comunicaba con el obispo.

«Comenzaron a revisarme (como un cacheo) para ver si era yo la que tenía el celular o grabador”.

“Sentí la acción como un ultraje a mi cuerpo y a mi alma consagrada, sabiendo que la sola duda ya es una ofensa y no es una actitud cristiana ni de hermanas”. Afirmó

También dijo que le prohibieron salir del convento para atenderse por sus problemas de salud y que le negaron medicamentos y alimentos. Según sus declaraciones, la monja sostiene que se le restringieron los alimentos con calcio y con bajo contenido calórico, los cuales necesitaba consumir por orden de su nutricionista y endocrinóloga, debido a que se encuentra luchando contra el cáncer.

También deja “constancia” de que una religiosa «era la encargada de controlarme, seguirme por todos lados, incluso hasta el oficio humilde” (sanitario).

La monja manifestó que decidió abandonar el convento por su propia voluntad y que pidió hablar con Cargnello para pedirle perdón por haberlo ofendido. Sin embargo, no pudo hacerlo porque existe una restricción judicial que le impide acercarse al arzobispo.

La Justicia archivó la causa por privación ilegítima de la libertad contra la priora, pero sigue investigando las denuncias por violencia de género y económica contra Cargnello. El arzobispo negó las acusaciones y dijo que se trata de una campaña de desprestigio orquestada por los seguidores de la Virgen del Cerro.

El conflicto entre el Carmelo y el Arzobispado también generó divisiones entre los fieles salteños, que se manifestaron a favor y en contra de las monjas rebeldes. La Iglesia Católica no reconoce la devoción a la Virgen del Cerro ni los supuestos mensajes que recibe María Livia Galliano.