De alguna manera, la sociedad de Alemania se convirtió en las últimas décadas un ejemplo a seguirpor el resto del mundo en varios aspectos. La posguerra fría le trajo al país teutón una época de prosperidad marcada por valores como la puntualidad, la eficiencia y la transparencia que habían parte de idiosincrasia alemana desde hace siglos, pero de alguna manera se había perdido tras el paso nazi. En Argentina, la imagen de Alemania se transformó precisamente en un contrapunto total a las vivencias locales, que presentan experiencias directamente opuestas con los valores mencionados en decadencia. Sin embargo, cualquier comparación es inútil y la realidad así lo demuestra. A contramano de lo que puede suceder a diario, Alemania sufrió hoy el paro de transporte más grande que se haya registrado desde la caída del Muro de Berlín. La medida, convocada a nivel nacional, afectó sobre todo a los principales aeropuertos del país europeo e imitó prácticas muy extendidas por los gremios en Argentina.
La jornada, determinada en 24 horas, coordinó a los trabajadores de todo el sector del transporte alemán para reclamar salarios más justos, en medio de una escalada inflacionaria acumulada del 8% anual, que en Argentina representa apenas un mes. La movilización, registrada en todo el territorio alemán fue propiciada por los sindicatos de EVG y Ver.di (Sindicato Unido de Servicios), quienes solicitan aumentos de hasta el 10% para los trabajadores (más de 2.3 millones).
En lo que respecta a aeropuertos, los principales vuelos nacionales fueron golpeados, como así también los arribos internacionales. En Frankfurt y Munich el paro se hizo sentir especialmente al tener dos de las principales terminales aéreas de Europa. Por otro lado, los operarios ferroviarios también formaron parte de la huelga, golpeando una de las principales formas de transporte de Alemania y toda Europa. Alemania cuenta con una red ferroviaria de más de 41 mil kilómetros. Al momento del paro, las negociaciones paritarias entre trabajadores y empresarios públicos y privados envueltos en el conflicto parecerían lejos de ponerse de acuerdo. Para las empresas, el aumento ofrecido es del 5%, lejos del 10% pretendido por los trabajadores que amenazan con aumentar la frecuencia de los paros en caso de no lograr un acuerdo.