Rusia, Ucrania, sanciones a full y análisis bajo sospecha

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Foreign Policy milita en forma activa por Ucrania y debe recordarse que en el pasado anunció que no votaba por Donald Trump. Por lo tanto podría especularse que Foreign Policy es un medio de comunicación cercano a la política exterior presente de USA, en choque feroz con Rusia. Sin embargo, en algunos casos, su inocencia analítica es llamativa; en otras su voluntarismo es notable. Pero es muy interesante leer todo para conocer enfoques de una porción del poder gobernante en Washington DC.

Ahora bien, Agathe Demarais, directora de pronósticos globales de The Economist Intelligence Unit, publicó un ensayo en Foreign Policy que coincide con la línea editorial del medio. Ella es economista -con todas las limitaciones que tienen los economistas cuando abordan la geopolítica aunque ella trabajó para el cuerpo diplomático del Tesoro francés, vivió 5 años en Rusia y 3 años en Oriente Medio- y obtuvo varias maestrías.

Demarais abordó el tema de las sanciones de los países de la OTAN, liderados por USA, a Rusia, que no han logrado el impacto prometido de colapsar al Kremlin. La Administración Biden siempre creyó que noquearía a Rusia con una ola de bloqueos con la misma necedad que Vladimir Putin creía que ocuparía Kiev en 1 semana. La cantidad de sanciones anunciadas e implementadas es récord pero el PBI de Rusia cayó 2,1% en 2022 según Moscú o el doble según Ucrania pero igual es proporcionalmente escaso.

Vladimir Putin, Narendra Modi y Xi Jinping: Más del 55% de la población mundial.

Vladimir Putin, Narendra Modi y Xi Jinping: Más del 55% de la población mundial.

  1. No aborda el tema de India. El enorme fracaso que resultó para Occidente que India priorizara su vínculo con Rusia por sobre los pedidos de USA de que adhiriese a las sanciones.
  2. Afirma que la OTAN nunca tuvo una lista de metas en sus sanciones pero en un conflicto bélico, la meta es doblegar al enemigo. Es una obviedad.
  3. No menciona los atentados contra el sistema de gasoductos NordStream, una enormidad de USA para sabotear el vínculo entre sus aliados en la OTAN y Rusia. Si este ‘juego sucio’ de Washington DC fue necesario es porque las sanciones no eran suficientes.
  4. Subestima la relación entre Rusia y China. Es evidente que no lee las publicaciones del Partido Comunista Chino, y no incorpora la cuestión de Taiwán a su análisis, que hoy día es parte del combo del conflicto global porque Rusia vs. Ucrania no es un conflicto aislado ni puntual.
  5. No menciona ni a Türkiye ni a Israel, entre otros, que desoyeron los reclamos de la OTAN sino que considera a «Occidente» como un bloque uniforme cuando no se circunscribe a la OTAN.
  6. No aborda las posibilidades y limitaciones del giro abrupto de Rusia hacia Asia para reconstruir su mapa de relaciones. Quizás Rusia fracase pero el análisis requiere mayor especifidad.
  7. Omite la influencia de Rusia en OPEP+, que sigue resultando clave en la definición de los precios de los hidrocarburos, en especial el petróleo.
  8. No aborda qué sucede en caso de escalada nuclear, que siempre es el Plan B de Rusia.
  9. No menciona la posibilidad de que Vladimir Putin cese como jefe del Kremlin, en caso de complicación.
  10. Tampoco qué sucede si Volodymyr Zelensky dejara de comandar Ucrania, consecuencia de fracasos militares en la ofensiva de primavera hacia Crimea, que prepara desde hace tiempo.
  11. No hay datos sobre la cantidad de reservas efectivas que aún tiene Ucrania para sostener las líneas de contacto ya que si bien Rusia ha sufrido enormes pérdidas, Ucrania tiene muchos más fallecidos.
  12. Cómo mantener constante el flujo de abastecimiento a Ucrania de equipos y material cuando hay información sensible de que si bien la OTAN amenaza a China que no abastezca a Rusia, hay serios problemas en la OTAN en seguir abasteciendo a Ucrania en los niveles presentes.
Vladimir Putin con aliados de las ex repúblicas socialistas soviéticas.

Vladimir Putin con aliados de las ex repúblicas socialistas soviéticas.

Las sanciones

Ahora, vayamos al texto de Demarais:

«Esta semana marca el primer aniversario no solo de la invasión rusa de Ucrania, sino también de la imposición de estrictas sanciones a Moscú en respuesta a su ataque. Estas medidas, y las muchas sanciones adicionales que han seguido desde entonces, no tienen precedentes: es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que los países occidentales apuntan a una gran potencia como Rusia, lo que convierte a estas sanciones en un caso de prueba crucial para el arte de gobernar económico occidental.

Las sanciones, por lo tanto, seguirán siendo un tema muy debatido a medida que avance la guerra. Sus efectos siguen siendo discutidos, desde las predicciones de que conducirían a un colapso económico ruso hasta el argumento de que son inútiles y contraproducentes. Por lo tanto, es necesario examinar más de cerca la eficacia y los inconvenientes de las sanciones durante el último año.

Esto es lo que hemos aprendido, resumido en 6 lecciones (incluidas algunas sorpresas) y 4 preguntas clave para lo que sigue.

1. Las sanciones no son una solución mágica. No pueden producir resultados por sí mismos. Son solo un elemento en el conjunto de herramientas diplomáticas occidentales, entre otros, como el suministro de armas y el apoyo financiero. Por lo tanto, es importante tener expectativas realistas de lo que pueden lograr las sanciones. En el caso de Rusia, son una forma poderosa de limitar su capacidad económica, financiera y tecnológica para librar la guerra contra Ucrania.

Sin embargo, las sanciones no producirán un cambio de régimen en Moscú. La historia demuestra que esto nunca funciona, basta con ver el fracaso de más de medio siglo de sanciones estadounidenses contra Cuba. Tampoco conducirán al colapso económico de Rusia. Esto no solo es inviable, dado que Rusia es la 9na. economía más grande del mundo. Tampoco estaría en los intereses de los países occidentales, ya que un colapso ruso probablemente desencadenaría una recesión global. Las sanciones tampoco cambiarán el cálculo del Kremlin. El presidente ruso Vladimir Putin está convencido de que está librando una guerra existencial contra Ucrania y Occidente.

2. Las sanciones deben tener objetivos claros. Las sanciones a Rusia son controvertidas. Para algunos críticos, son peores que inútiles. Estos detractores sostienen que la economía rusa se ha adaptado rápidamente, mientras que Europa se ha debilitado por la pérdida de suministros energéticos. (No importa que la crisis energética de Europa no se deba a las sanciones sino a la decisión de Putin de cortar el suministro de gas). Los partidarios de las sanciones, por otro lado, argumentan que estas medidas están funcionando porque gradualmente obligarán al Kremlin a tomar decisiones financieras difíciles. entre hacer la guerra y preservar la estabilidad social.

Sin embargo, si las sanciones son efectivas o no, solo puede juzgarse en función de un conjunto de objetivos bien definidos. El problema es que Estados Unidos y la Unión Europea nunca han presentado una lista de metas. Esto es problemático por lo menos en dos aspectos. Primero, la falta de claridad sobre lo que define el éxito alimenta la confusión sobre la efectividad de las medidas, lo que a su vez ayuda al Kremlin a difundir sus afirmaciones de que las sanciones no funcionan. En segundo lugar, la investigación sobre sanciones muestra que los objetivos claros son importantes para que las sanciones logren resultados. Las sanciones impuestas a Libia en la década de 1990 que llevaron al país a desmantelar su arsenal de armas son un ejemplo de sanciones enfocadas en un resultado claro.

3. La unidad occidental sobre las sanciones ha sido impecable. La unidad transatlántica sobre sanciones ha sido sorprendentemente sólida, especialmente dado el largo historial de disputas sobre sanciones entre USA y la UE. El congelamiento coordinado de parte de las reservas extranjeras del banco central de Rusia solo unos días después de la invasión fue un ajuste de cuentas brutal para Putin, quien había apostado a que los países occidentales no actuarían de manera cohesiva. Es difícil argumentar que su razonamiento fue erróneo: después de la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014, Washington y Bruselas a menudo no estuvieron de acuerdo sobre las sanciones, principalmente debido a la sed insaciable de Europa por el petróleo y el gas rusos.

La UE también ha demostrado estar unida en términos generales en su campaña de sanciones, logrando imponer sanciones sólidas rápidamente. Esto es notable, considerando que estas medidas deben ser adoptadas por unanimidad por los 27 estados miembros de la UE, incluidos los críticos de las sanciones como Hungría. Otra sorpresa para Putin fue que la resolución de Europa no se debilitó este invierno en medio de los altos precios de la energía y los temores de una recesión. Su apuesta fracasó. En lugar de dividir a la UE, la militarización del suministro de energía por parte del Kremlin llevó al bloque a adoptar medidas antes impensables, incluida la prohibición de las importaciones de petróleo ruso.

4. Las empresas chinas no van a Rusia en masa. En 2022, las sanciones se dirigieron principalmente a la capacidad de Rusia para importar productos de alta tecnología, como semiconductores de primer nivel y otras piezas que se utilizan en aviones y automóviles. Para Moscú, localizar proveedores alternativos es una prioridad. Sin embargo, las empresas chinas no se apresuran a llenar el vacío dejado por las empresas occidentales. Las exportaciones de China a Rusia crecieron un 13% en 2022, una tasa a la par con otros socios comerciales clave de Beijing. El año pasado, Rusia absorbió solo el 2% de las exportaciones de China, una relación comercial difícilmente sólida. Estos puntos de datos no capturan el contrabando, pero es poco probable que el comercio ilícito proporcione a Rusia suficientes componentes de alta tecnología para su vasta economía.

Las cosas parecen más prometedoras para las importaciones de China desde Rusia (principalmente petróleo y gas natural): su valor aumentó un 43% en 2022. Sin embargo, es posible que las importaciones de energía de China desde Rusia ya hayan alcanzado una meseta. En un intento por tener una combinación diversa de proveedores de energía, China generalmente limita las importaciones de petróleo a alrededor de 2 millones de barriles por día de cualquier país, una cifra que Rusia probablemente alcanzó en octubre. Además, pocas refinerías chinas pueden trabajar con crudo de los Urales, que contiene altos niveles de mercurio. La imagen es similar para el gas. Los envíos a través de Power of Siberia, el principal gasoducto entre Rusia y China, no pueden crecer mucho hasta que se completen las actualizaciones del gasoducto en 2025.

5. Rusia ha hecho de las estadísticas una herramienta en su guerra de desinformación. Las estadísticas son una parte clave de los esfuerzos del Kremlin para sembrar dudas sobre la efectividad de las sanciones. Esta táctica tiene tres componentes. Primero, las cifras publicadas son de dudosa calidad y tienden a revisarse con frecuencia. Mientras tanto, otras estadísticas, por ejemplo sobre el comercio exterior, simplemente no están disponibles. En segundo lugar, Moscú está retrasando la publicación de indicadores que hacen que la economía se vea particularmente mal, una práctica que recuerda a la época soviética. En tercer lugar, el Kremlin y sus patrocinadores comunican en gran medida los pronósticos más positivos, presentándolos erróneamente como verdades duras y olvidando mencionar que están muy lejos de la opinión de consenso.

En general, es seguro asumir que las cosas no pueden ser mejores de lo que muestran los datos rusos, y bien podrían ser peores. Además, dos factores están impulsando artificialmente el PIB de Rusia. En primer lugar, los precios mundiales de la energía se han disparado desde el comienzo de la guerra, lo que respalda el crecimiento y las exportaciones en 2022. En segundo lugar, Rusia se ha convertido en una economía de guerra, produciendo tanques, misiles y otro armamento a un ritmo acelerado. Estas actividades sin duda alimentan las cifras de crecimiento de los titulares, pero difícilmente dan como resultado un aumento en el nivel de vida de Rusia.

6. Las sanciones son mordaces y las cosas no mejorarán para Rusia en el corto plazo. Después de largas demoras, el servicio de estadísticas de Rusia finalmente publicó los datos del PIB de 2022 a fines de febrero. Según Moscú, la economía rusa se contrajo un 2,1% en 2022. Este número parece dudoso, pero incluso si la recesión de Rusia fuera el doble de profunda, sería un resultado mucho mejor de lo que pronosticaron inicialmente las autoridades rusas: al comienzo de la guerra, Moscú pronosticó que el PIB disminuirá hasta en un 10% en 2022. Sin embargo, menos malo de lo esperado no significa excelente. En diciembre de 2022, las ventas minoristas y la producción industrial registraron las caídas interanuales más pronunciadas en casi tres años, lo que destaca el hecho de que la economía rusa aún no está en modo de recuperación.

Los datos de crecimiento para 2023 serán engañosos, dada la baja base de comparación a partir de 2022. Observar el tamaño de la economía rusa será más informativo. Aquí, las cosas se ven sombrías: el PIB de Rusia tardará alrededor de cinco años en recuperarse al nivel de antes de la guerra. Las sanciones no son la única causa del estancamiento económico de Rusia; la mala demografía y el bajo crecimiento de la productividad son otros problemas bien conocidos. Las sanciones agravarán estas debilidades al acelerar la desaparición del sector de petróleo y gas de Rusia, que ahora se ve privado de la tecnología occidental que necesita para desarrollar nuevos campos en la región del Ártico.

Recep Tayyip Erdogan ha resultado un personaje fundamental, al menos hasta la sucesión de terremotos que soportó Türkiye.

Recep Tayyip Erdogan ha resultado un personaje fundamental, al menos hasta la sucesión de terremotos que soportó Türkiye.

¿Que sigue? En gran medida, eso dependerá de las respuestas a las siguientes 4 preguntas:

1. ¿Puede Occidente endurecer la implementación de sanciones y cerrar las lagunas? Después de apresurarse a redactar las sanciones en 2022, Estados Unidos y la UE buscarán identificar y cerrar las lagunas en las sanciones en 2023. En toda la UE, armonizar la interpretación de las leyes de sanciones también será una prioridad. (Las sanciones europeas se adoptan a nivel de la UE, pero se implementan a nivel de los estados miembros). Para fortalecer la implementación de las sanciones, las democracias occidentales deberán involucrar a los países que no sancionan. Centrarán sus esfuerzos en Turquía y Kazajstán, que se han convertido en centros de contrabando de mercancías sancionadas que van y vienen de Rusia.

Los países occidentales también se concentrarán en reforzar aún más el acceso de Rusia a los semiconductores avanzados. Estas sanciones tienen un impacto masivo en el Kremlin. A corto plazo, Rusia necesita microchips para construir los misiles que usa en Ucrania. A la larga, la falta de acceso de Rusia a los semiconductores pesará sobre los esfuerzos de diversificación económica del Kremlin. Beijing no podrá ayudar mucho a Moscú, ya que China enfrenta restricciones similares en microchips de primera categoría.

2. ¿Se puede contrarrestar la propaganda de sanciones de Rusia en el sur global? La máquina de desinformación rusa está trabajando a toda máquina para difundir engaños sobre las sanciones en el sur global. La propaganda de Moscú busca sembrar dudas sobre el efecto dominó de las sanciones, afirmando falsamente que la inseguridad alimentaria y energética en los países emergentes es efecto de las sanciones y no de la guerra y el bloqueo ruso del Mar Negro. Las sanciones son otro elemento más en las campañas de influencia de Rusia en el mundo en desarrollo: durante la pandemia de COVID-19, por ejemplo, Moscú afirmó que los países occidentales estaban acumulando vacunas.

Abordar la propaganda rusa será otra prioridad para los países occidentales en 2023. Será más fácil decirlo que hacerlo. El resentimiento contra las antiguas potencias coloniales es fuerte en el sur global, especialmente en África. Rusia también podrá marcar goles al afirmar que los estados occidentales tienen un doble rasero con respecto a las intervenciones militares. Moscú no dudará en trazar paralelos dudosos entre la invasión estadounidense de Irak en 2003 y la llamada operación militar especial de Rusia en Ucrania. Al Kremlin no le importa que sus argumentos sean intelectualmente defectuosos. Sembrar la duda es el objetivo principal.

La congelación coordinada de parte de las reservas extranjeras del banco central de Rusia solo unos días después de la invasión fue un ajuste de cuentas brutal para Putin.

3. ¿ Estados Unidos impondrá sanciones secundarias a Rusia? La influencia económica mundial de Rusia, junto con la necesidad de que las sanciones actúen como elemento disuasorio y de palanca, significa que Estados Unidos y la UE no han agotado todas las opciones del arsenal de sanciones. Las sanciones occidentales contra Rusia no son las más estrictas jamás impuestas: las sanciones contra Irán entre 2012 y 2015 fueron mucho más estrictas. En el caso de Rusia, los países occidentales quieren mantener en reserva parte del poder de las sanciones para disuadir a Moscú de escalar aún más la guerra. Mantener parte de su pólvora seca también daría a los países occidentales influencia en eventuales negociaciones de paz, por improbables que sean en esta etapa.

Fundamentalmente, Estados Unidos aún no ha impuesto sanciones secundarias a Rusia. Tales medidas obligarían a todas las empresas del mundo a elegir entre los mercados de USA y Rusia, un escenario en el que la mayoría de las empresas sin duda abandonarían Rusia. El cálculo de Washington sobre las sanciones secundarias ha cambiado en los últimos meses; forzar una desvinculación global de Rusia no fue posible mientras Europa dependiera de la energía rusa. Sin embargo, Estados Unidos actuará con cuidado. Seguir el camino de las sanciones secundarias interrumpiría los mercados mundiales de productos básicos y daría crédito a las afirmaciones de Rusia de que las sanciones están alimentando la inseguridad energética y alimentaria en todo el mundo.

4. ¿Cómo puede Occidente abordar la resistencia a las sanciones? Rusia, Irán, China y otros países en desacuerdo con Estados Unidos están redoblando sus esfuerzos para vacunar a sus economías contra las sanciones. Estas medidas tienen poco que ver con la elusión de sanciones: en cambio, representan pasos preventivos para hacer que las posibles sanciones financieras sean completamente ineficaces. Dichos mecanismos incluyen esfuerzos de desdolarización, el desarrollo de alternativas a SWIFT (la cooperativa belga que conecta a todos los bancos del mundo) y la creación de monedas digitales del banco central.

Estas innovaciones son peligrosas. Además de influir en la eficacia de las sanciones, dan a los grupos ilícitos acceso a canales financieros que escapan al escrutinio occidental. La fragmentación del panorama financiero global no es solo el resultado de la reciente proliferación de sanciones. Siempre fue de esperar que los países emergentes cada vez más poderosos eventualmente quisieran desarrollar sus propios canales financieros. El aumento de las herramientas financieras no occidentales también refleja la creciente fragmentación de la geopolítica global entre una alianza occidental, un bloque liderado por China y un tercer grupo de países emergentes que aún no han elegido un bando.»