Juan Schiaretti entrega, pero no todo: ¿Su esposa, vice?

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CÓRDOBA.El recambio generacional que Juan Schiaretti y Martín Llaryora protagonizan en Córdoba es un buen ejemplo de un proceso planificado con años de antelación. El veterano dirigente se encargó, años atrás, de elegir un dirigente, enseñarle el arte de dominar la gobernabilidad y ahora le cedió paso para que sea candidato. No obstante, como todo líder, a Juan Schiaretti no le será fácil. Claro, el proceso representa el fin de una era de influencia máxima como dirigente, algo que golpea el ego de cualquiera. “Quien fue Papa no quiere volver a ser obispo”, supo comentar Schiaretti ante los rumores de una candidatura suya a intendente. Con esa sola frase, es simple dilucidar qué lugar considera correspondiente para sí mismo. Si bien Schiaretti se mostró por demás maduro para darle continuidad a su obra de cara al futuro, aún no hizo la entrega definitiva. Eso solo se dará si se consigue un resultado auspicioso, algo que sería muy probable. En ese orden, Juan Schiaretti le concedió a Llaryora libertad para definir candidaturas. El intendente de Córdoba tuvo la dura tarea de apuntar un candidato a sucederlo en la ciudad (Daniel Passerini), además de entregar otros nombramientos importantes a nivel legislativo. Sin embargo, hay un puesto que aún no está cubierto y que Schiaretti no querría ceder a la voluntad de la nueva generación peronista. Al menos no de manera explícita.   Dicho puesto es la vicegobernación, un papel que corre con importantes responsabilidades políticas en una provincia “grande” como Córdoba. De hecho, en los últimos años, ese puesto protagonizado por Manuel Calvo fue casi táctico a la hora de tomar definiciones importantes.   Por ello, Juan Schiaretti considera que es el lugar perfecto para dejar que su impronta perdure y así poder seguir marcando el camino del proyecto schiarettista para Córdoba. Todo ello de primera mano.

Quien asoma para cumplir esa misión es Alejandra Vigo, la senadora nacional y esposa del actual gobernador. Como dirigente peronista, pero sobre todo como mujer, Vigo puede ser el legado directo de Schiaretti para seguir marcando presencia en la gestión provincial.

Juan Schiaretti sigue mandando. 

Juan Schiaretti sigue mandando.

La senadora es una integrante del schiarettismo que escaló rápidamente al poder. Con una base fuerte de seguidores en la capital provincial, y con una importante llegada a los movimientos feministas, Vigo cumpliría con el cupo femenino que le exigen los consultores a Llaryora.

No obstante, no sería la única pretendiente al cargo. También hay otros nombres que representan distintos sectores.

Para el recién nacido “llaryorismo” todavía no surgió ningún anotado, aunque muchos suponen que Martín Llaryora usará el puesto como un jugoso premio consuelo para quienes resultaron malheridos en la carrera por la candidatura a la intendencia,ya en manos de Passerini. En ese orden, hay muchos nombres.

Por otro lado, un nombre fuerte en esa carrera es el de Natalia de la Sota. La diputada es portadora de un apellido histórico y también puede cumplir las expectativas femeninas, aunque no sería del agrado ni del candidato ni del gobernador actual debido a sus vínculos en años pasados con el Frente de Todos.

Desde Río Cuarto también surgió el nombre de Juan Manuel Llamosas. La idea, muy basada en el marketing, de tener una fórmula “Lla-Lla” sedujo al intendente del Imperio, que se tiró a hacer carteles promocionando el tándem de manera muy pronunciada, aunque sin autorización oficial.

En ese mismo orden también aparecen algunos radicales, acercados al espacio por el propio Llaryora. Un ejemplo de ello es el de la radical Myrian Prunotto, una intendenta del interior cordobés (Estación Juárez Celman) que fue aislada de Juntos por el Cambio por sus acercamientos con el candidato peronista.

Así las cosas, Vigo no la tendrá fácil para imponerse. Aunque corre con la ventaja de negociar con capital político y ser la carta jugada por el actual gobernador.