Armenia: La inacción de Putin provoca otro avance de la OTAN

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El 1er. ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, instó el martes 31/01 al presidente ruso, Vladimir Putin, a tomar las medidas » necesarias» para reabrir un corredor de tránsito clave entre Armenia y la disputada región de Nagorno-Karabaj.

Los políticos en la capital armenia, Ereván, criticaron lo que ven como la inacción de Moscú, y Pashinyan acusó a las tropas rusas estacionadas en el área de “convertirse en un testigo silencioso de la despoblación de la región de Nagorno-Karabaj”.

Armenia está pidiendo una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz o una misión de investigación en un aparente desaire al Kremlin, que también ve al sur del Cáucaso dentro de su esfera de influencia.

Desde mediados de diciembre 2022, un grupo de azerbaiyanos ha estado bloqueando la única carretera hacia Karabaj desde Armenia para protestar por lo que afirman es minería ilegal por parte de la población armenia de la región.

Como resultado del bloqueo, la región montañosa de unas 120.000 personas se ha quedado sin alimentos, medicinas y combustible.

Armenia ha expresado repetidamente su consternación por lo que considera la falta de voluntad de Moscú para poner fin a una «crisis humanitaria».

Durante conversaciones telefónicas con Putin el martes 31/01, el líder armenio «subrayó la importancia de que Rusia tome las medidas necesarias» para superar la crisis.

«En este contexto, se discutieron las actividades de la misión rusa de mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabaj», dijo la oficina de Pashinyan en un comunicado.

El Kremlin, en una breve declaración, dijo que los 2 líderes discutieron la situación actual y enfatizaron la importancia de implementar todos los acuerdos con la mediación de Rusia.

Moscú busca mantener su papel como intermediario entre las ex repúblicas soviéticas a pesar de estar empantanado en su propia ofensiva en Ucrania.

El Kremlin espera que su delicado acto de equilibrio en el sur del Cáucaso asegure buenas relaciones no solo con su aliado tradicional Armenia sino también con Azerbaiyán y su patrocinador Turquía.

Vehículos rusos en Nagorno-Karabaj.

Vehículos rusos en Nagorno-Karabaj.

Un alto el fuego negociado por el Kremlin desplegó a 1.500 soldados rusos para actuar como un amortiguador y supervisar el corredor de Lachin.

Pero ahora, parece que las fuerzas de paz rusas o no pueden o no quieren mantener el corredor abierto.

El 12/12/2022, un grupo de autodenominados ‘manifestantes ecologistas azerbaiyanos‘, la mayoría sin antecedentes aparentes de ecoactivismo, se abrieron paso a través de la cerca de alambre y acamparon en la carretera ante la pasividad del contingente militar de Moscú.

Los falsos ecologistas acusan a Armenia de transportar oro de minas ilegales que contaminan el medio ambiente en Nagorno-Karabaj, así como de utilizarlo para traer material militar tal como minas terrestres.

Según Tom de Waal, miembro sénior de Carnegie Europe y autor de varios libros sobre el conflicto, los manifestantes «evidentemente habían sido enviados allí por el gobierno de Bakú», comparándolos con los «hombrecitos verdes» que Rusia envió para ocupar Crimea en 2014, negando todo el tiempo que hubiera invadido.

Azerbaiyán ha rechazado las acusaciones de que orquestó el bloqueo, insistiendo en que el transporte civil y los bienes pueden moverse libremente hacia y desde la región.

En el contexto de la inacción rusa, varias naciones occidentales se han movilizado para intentar el fin del bloqueo.

“Hacemos un llamado al gobierno de Azerbaiyán para que restablezca la libre circulación por el corredor”, dijo el portavoz del Departamento de Estado de USA, Ned Price.

El Reino Unido y otros países europeos se han hecho eco de esos comentarios. El portavoz del Servicio de Asuntos Exteriores de la UE, Peter Stano, dijo que Bruselas presionaría a Azerbaiyán para “garantizar la libertad y la seguridad de movimiento”.

Sin embargo, algunos creen que Bruselas no está haciendo lo suficiente por las preocupaciones humanitarias a causa del acuerdo firmado entre Bruselas y Bakú el verano (boreal) 2022 para aumentar la importación de gas natural y reemplazar los suministros rusos.

Protesta de armenios en el corredor hacia Nagorno-Karabaj.

Protesta de armenios en el corredor hacia Nagorno-Karabaj.

Reclamo armenio

En Los Angeles Times, con firma de Mary Papazian -exprofesora de inglés en la Universidad Estatal de San José- y Vatche Sahakian -profesor de Física Teórica en Harvey Mudd College y profesor invitado en Caltech- acerca de Nagorno-Karabaj:

El mundo observó y permitió un genocidio brutal hace 3 décadas en la ciudad bosnia de Srebrenica. Una crisis trágicamente similar se avecina nuevamente. Los líderes mundiales saben cómo podría terminar esto y no tienen excusa para quedarse de brazos cruzados. De hecho, están obligados por la ley y la decencia humana a intervenir y proteger a los 120.000 civiles en la República de Artsaj, de mayoría armenia.

Tras la desintegración de la antigua Yugoslavia hace 30 años, Bosnia declaró su independencia. El gobierno central serbio respondió lanzando una brutal campaña militar para aplastar el intento de autodeterminación de Bosnia.

El conflicto llegó a un punto crítico con el sitio de Srebrenica, cuyos residentes incluían una fuerza de autodefensa bosnia y muchos civiles. Durante el asedio, las Naciones Unidas proporcionaron algunos suministros de emergencia, pero apenas suficientes para satisfacer las necesidades de la población sitiada.

Tras un período de hambruna, en julio de 1995 las fuerzas serbias entraron en la ciudad y comenzaron a matar civiles. El genocidio de Srebrenica estaba en marcha.

Juicios posteriores en la Corte Internacional de Justicia confirmaron que se trató de genocidio, y la Corte Suprema de Países Bajos responsabilizó a Amsterdam de algunas de las muertes por no esforzarse lo suficiente para detener los asesinatos.

Alrededor de la época en que Bosnia declaró su independencia, la Unión Soviética se estaba derrumbando y las repúblicas soviéticas declararon su propia independencia. Un enclave autónomo dentro del Azerbaiyán soviético conocido como Nagorno-Karabaj, que tenía una población mayoritariamente armenia, también declaró su intención de ejercer su derecho a la libre determinación.

Los armenios de Nagorno-Karabaj, un grupo minoritario dentro del Azerbaiyán soviético, fueron objeto de décadas de abusos y pogromos. Tras la declaración de independencia del enclave, con espeluznantes ecos de los acontecimientos que se desarrollaban en Bosnia, el gobierno azerí montó una operación similar de limpieza étnica y lanzó un ataque contra la población armenia del enclave.

Después de varios años de guerra, los armenios de Nagorno-Karabaj prevalecieron y en 1995 formaron un Estado democrático independiente conocido como la República de Artsakh, basado en el antiguo nombre de la región anterior a Iosif Stalin.

Durante los siguientes 25 años, la República Democrática no reconocida de Artsakh se comprometió de manera efectiva con las instituciones internacionales y los órganos de supervisión europeos para mejorar la gobernanza y la infraestructura de la sociedad civil. Se eligieron 4 presidentes y las elecciones fueron supervisadas por organizaciones no gubernamentales europeas. Una prensa vibrante operó libremente y un espectro de partidos políticos participó en el parlamento local.

Durante este mismo período, Azerbaiyán abrazó el autoritarismo, convirtiéndose en una petrodictadura gobernada por una sola familia desde 1993 hasta la actualidad.

  • Azerbaiyán ahora ocupa el puesto 167 de 180 en la clasificación más reciente de Reporteros sin Fronteras para la libertad de prensa.
  • Human Rights Watch calificó la situación de los derechos humanos en Azerbaiyán como “espantosa”, con el gobierno “restringiendo severamente las libertades de asociación, expresión y reunión” y “torturando y maltratando” a periodistas, abogados y activistas de la oposición.
  • Azerbaiyán también ha fomentado una cultura de “armenofobia” en sus escuelas e instituciones estatales y fue sancionado por la Corte Internacional de Justicia por esta práctica.

En 2020, envalentonado con los ingresos del petróleo y el gas, Azerbaiyán lanzó un ataque exitoso contra Artsaj.

Corredor de Lachin custodiado por soldados rusos.

Corredor de Lachin custodiado por soldados rusos.

Con la participación directa de Turquía, Azerbaiyán logró invadir la mayor parte del territorio controlado por los armenios. La guerra terminó con una tregua negociada por Rusia que dejó a Artsakh en una fracción de sus territorios históricos, un único corredor terrestre que la unía con Armenia y el mundo exterior.

Desde el acuerdo de paz de 2020, este corredor de Lachin ha sido monitoreado por fuerzas de paz rusas para asegurar el transporte de personas y bienes dentro y fuera del enclave.

El 12/12/2022, con la escalada de la guerra en Ucrania, el gobierno de Azerbaiyán lanzó un sitio contra la población armenia de Artsakh al bloquear el corredor de Lachin e infligir un castigo colectivo a 120.000 civiles.

El asedio de 1 mes ha provocado el cierre de escuelas, una grave escasez de alimentos y el racionamiento de la electricidad y el gas natural para la calefacción. Los medicamentos esenciales ahora son escasos, las familias se han separado, los pacientes hospitalizados que necesitan tratamiento crítico han muerto. Aparte del traslado ocasional de pacientes en estado crítico fuera de la región con la ayuda de la Cruz Roja, Azerbaiyán ha bloqueado todo movimiento dentro y fuera de Artsaj.

Los paralelismos con el asedio de Srebrenica son inquietantes. El dictador de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, declaró en una entrevista televisiva el 10/01/2023 que su gobierno tenía como objetivo despoblar la región de los armenios de Artsakh. Estas declaraciones y el bloqueo del corredor de Lachin llevaron a un grupo de científicos y académicos a declarar:

“Como académicos que estudian el proceso de genocidio, creemos que las acciones del gobierno de Azerbaiyán representan una amenaza de genocidio para los armenios en la región”.

Esta catástrofe inminente está llamando la atención: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos aplicó medidas provisionales contra Azerbaiyán por este bloqueo; el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa pidió su urgente levantamiento; y Amnistía Internacional, la Unión Europea, Brasil, Francia, Alemania, Grecia, la Comisión de Helsinki, Países Bajos, Noruega, España, Suiza, Estados Unidos y USAID han pedido por separado el levantamiento inmediato del sitio.

Y, sin embargo, no se vislumbra ninguna intervención concreta en el horizonte.

Como el mundo aprendió en Srebrenica, la inacción es complicidad. El asedio contra la población armenia de Artsakh es un crimen contra la humanidad y un preludio del genocidio. Las naciones signatarias de la Convención de Ginebra de 1948 están legalmente obligadas a intervenir antes de que sea demasiado tarde.

Más de 160 académicos firmaron recientemente una declaración pública exigiendo la intervención a través de transporte aéreo inmediato de suministros; creación de un mandato internacional para Artsaj para proteger a la población local de la limpieza étnica y el genocidio; y sanciones económicas dirigidas a la élite gobernante corrupta en Azerbaiyán.

Artsakh hoy es el rostro del conflicto entre democracia y autocracia, transparencia y corrupción, y libertad y opresión. Los paralelos con Srebrenica deberían terminar ahora. El mundo no puede fingir ignorancia. No proteger a la población civil de Artsakh es cómplice de su destrucción.