México y Argentina, una cultura que busca «reconocerse de nuevo como una región hermana»

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La secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto Guerrero, visitó Argentina donde se reunió con su par Tristán Bauer e integró la comitiva mexicana que donó al Museo del Bicentenario una réplica del mural «Retrato de personajes: Gabriela Mistral y Berta Singerman», del artista mexicano Roberto Montenegro, en el marco de una relación «de afecto y admiración mutua» y de una política común que busca «reconocernos de nuevo como una región hermana», señala la funcionaria en diálogo con Télam.

«México abandonó un poco la atención y el hermanamiento con América Latina y el Caribe y ahora hay que hacerlos totalmente evidentes», subrayó Frausto Guerrero, quien se autodefine como una «abogada descarriada en la Cultura», especialista en derecho indígena, que en septiembre digirió en México la Mondiacult 2022, la II Conferencia Mundial de la Unesco sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, la anterior había sido 40 años antes, que reunió a 160 países y que lograron algo inédito: declararon a la Cultura, «por unanimidad y aclamación» subraya la funcionaria, «bien público mundial».

Frausto Guerrero integró la comisión que el miércoles último, encabezada por la escritora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y presidenta honoraria del Consejo Asesor de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, hizo entrega al presidente Alberto Fernández, durante un acto en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, de la réplica de un fragmento del mural de Montenegro (1881-1968), pintor, litógrafo y escenógrafo precursor y protagonista del arte contemporáneo de México y difusor de su cultura en el extranjero​.

Foto Vctor Carreira

Foto: Víctor Carreira.

 

La réplica que recupera una imagen de Gabriela Mistral

La réplica recupera a una desconocida Gabriela Mistral -única latinoamericana ganadora del Nobel de Literatura, en 1945-, maestra rural, pedagoga, diplomática y poeta chilena que viajó a México mucho antes de eso, en 1922, a pedido del gobierno de ese país para trabajar en la conformación de un nuevo sistema educativo, que incluyó una fuerte política rural. La otra es la cantante y actriz argentina Singerman (1901-1998), nacida en Minsk, actual Bielorusia, divulgadora extraordinaria de las Letras a partir de las grabaciones que realizó de numerosos poemas en en la compañía discográfica Victor Talking Machine.

«Con la Revolución, hace poco más de 100 años, la Cultura y la Educación se convirtieron en México en una herramienta para sanar brechas terribles y se crea la Secretaría de Educación que encabezó el filósofo, escritor y pedagogo José Vasconcelos, quien hizo una cruzada para alfabetizar al 70% de la población, invitando a artistas y creadores de México y América Latina a formar parte de toda esa hazaña. A la par nace el muralismo de Diego Rivera, Siqueiros, Orozco, Montenegro y tantos más, con una presencia muy profunda de la intelectualidad en las comunidades, que trabajaba la alfabetización a través del arte», repasa la funcionaria. La réplica donada al Museo del Bicentenario resume esa forma de entender la cultura: comunitaria, común y, sobre todo, «descolonizada».

El valor simbólico de ese gesto va más allá, «tiene mucho que ver con esa hermandad a través de la cultura entre estas dos naciones, que no nace ahora, y que tiene una relación de afecto y admiración mutua en el proyecto de nación de los presidentes López Obrador y Fernández, y en una política de reconocernos de nuevo como una región hermana», dice Fausto Guerro mientras se lamenta porque no le va a dar tiempo para ver «Argentina 1985», la película galardonada en festivales como San Sebastián y Venecia donde Ricardo Darín le da vida a Julio Strassera, el fiscal del histórico juicio a las Juntas Militares: «Me moría de ganas, pero con la agenda que tiene una, ya no tiene el derecho de meterse a una sala de cine», ironiza.

«Además llegamos en un momento que para mí fue muy conmovedor, la conmemoración de los 45 años del movimiento de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Esa lección que dan hablando de los desaparecidos que nosotros también tenemos, esa forma de enfrentar el dolor, la muerte, producto de una dictadura, en un movimiento terriblemente amoroso, es algo que hacen de una manera extraordinaria y de lo que hay que aprender», declama la funcionaria de 50 años, que desde que visitó la Argentina por primera vez, en 1993, cuando llegó como estudiante para participar de un congreso de Derecho en Mendoza, no puedo dejar de volver. «A este país lo quiero tanto que quiero aprovechar cada segundo».

Aquel viaje «fue como iniciático y hasta el año 2000 casi que venía una vez al año -recuerda-. Fue el año en el que salió ‘Tango Feroz’, la veía y la veía otra vez y la volvía a ver y lloraba como una loca. Soy abogada descarriada en la Cultura y en esa época mi conferencia ya versaba sobre derecho indígena, algo que prácticamente no se tocaba, todavía no existía ni siquiera el levantamiento zapatista en México», repasa, y «hoy, que hay regreso amenazante de un fascismo muy binario y muy doloroso -reflexiona- estos espacios de libertad y democracia tienen un impacto internacional enorme, son ejemplares, las Abuelas transformaron el odio, el dolor y la muerte de una dictadura en un movimiento de amor que conmueve profundamente y ahí es de donde tenemos que aprender».

«Si ponemos al centro al humanismo, el bien común, lo comunitario, la posibilidad de generar lazos de solidaridad y hermandad, eso va a ir ganando terreno y eso es lo que hacen Abuelas de la Plaza de Mayo: tienden lazos, tejen, un movimiento profundamente femenino», apunta. Además «con Argentina tenemos un vínculo muy estrecho, tuvimos varias reuniones durante la pandemia, fuimos país invitado del Mercado de Industrias Culturales Argentinas MICA, con creadores y promotores culturales de todas las provincias de México», más allá de su ciudad capital, «nos interesa mucho crear circuitos culturales regionales», resalta.

«Parece que estos ocho mil kilómetros de territorio no son una región, pero sí lo son, por eso queremos reforzar el intercambio cercano: exposiciones pero sobre todo procesos, como los Semilleros Creativos, son prácticas que quisimos compartir con el ministro Bauer, que forman nuestro proyecto más profundo», un programa federal para niñas, niños y jóvenes «de las zonas más heridas de México», que de lunes a viernes, tres horas diarias, asisten a espacios donde les brindan herramientas para su formación y descubrimiento desde el arte.

Foto Vctor Carreira

Foto: Víctor Carreira.

Se trata, de «un sistema de cuidados necesario desde la cuestión de género por ejemplo, -grafica la funcionaria-, al 35% de los hogares en Guerrero los sostienen madres solas». En ese departamento está Iguala, la ciudad de donde el 26 de septiembre de 2014 desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal de Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa cuando salían, en cinco colectivos, hacia un acto conmemorativo de la masacre estudiantil de Tlatelolco, en 1968.

En ese intercambio, Frausto Guerrero visitó museos locales, «para ver exposiciones», pero sobre todo le interesó «explorar el tema teatral». «Ustedes tienen una disciplina teatral fascinante, sumado a la extraordinaria herramienta que nos da una lengua común para hacer exploraciones -explica-. Empezamos hace tiempo, pero digamos que este viaje fue una actualización de acciones, un ida y vuelta de cosas que habían quedado en el tintero, algunas desde antes de la pandemia, y otras que se están haciendo para realizarlas a partir de 2023».

Esas acciones, por otra parte, desde septiembre están respaldadas por la declaración final de Mondiacult 2022, que acordó definir por primera vez a la cultura como un «bien público mundial», una forma de preservarla de «apropiaciones ilegítimas», de «reconocer la diversidad cultural como la mayor riqueza de la humanidad» y que «somos uno en esa diversidad», explica la funcionaria.

En ese sentido destaca que implica que «podemos unirnos desde nuestras diferencias» y que «nunca más la cultura se tiene que ver como un accesorio prescindible, sino como un eje de desarrollo y transformación de nuestros pueblos y naciones», siendo que «aportamos cantidades tremendas a la economía mundial».

«Por eso pedimos que en la agenda 2030 la cultura sea un objetivo de desarrollo sostenible, que se la reconozca como uno de los ejes necesarios para que los países se desarrollen y ahora nos vamos a tener que reunir máximo cada cuatro años como países y hacer un reporte anual. Fue un paso extraordinario y nos dio muchísima alegría tener al ministro Bauer y a su equipo allá para dar ese paso», se despide.