Las familias más pobres no desayunan ni cenan

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En la mayoría de los hogares pobres, los adultos se saltean comidas para que los menores de las familias puedan comer. La calidad de los alimentos que pueden adquirir está en descenso por los precios

La inflación no da tregua, en especial para las familias de menores recursos: en la mayoría de los hogares pobres, los adultos no desayunan ni cenan para poder dejarle esa comida a los más chicos. A pesar de gastar el 70% de sus ingresos en alimentos, no alcanza para cubrir las necesidades básicas durante el día.

El último dato de inflación del Indec señala que los precios subieron 6,2%, y en los últimos 12 meses el alza ya acumula 83%.

Las líneas de pobreza e indigencia no tuvieron paz y dieron un fuerte salto el mes pasado: cada una subió 7,1%.

Aunque los precios mostraron cierta desaceleración mayor a la esperada durante el mes pasado, los alimentos se mantuvieron a tope y de esa forma la inflación de pobres e indigentes siguió escalando.

En este contexto, los hogares más pobres gastan casi el 70% de sus ingresos en comida y que sólo el 14% de los adultos cenan, según los resultados de un estudio que encuestó a 4.800 familias de todo el país entre septiembre y octubre, elaborado por el Departamento de Estadísticas y Tendencias del Centro de Almaceneros, y Comerciantes Minoristas de la Provincia de Córdoba.

El informe analizó la alimentación por escala de ingresos a nivel nacional de familias tipo (un matrimonio y dos hijos menores de edad) divididos por ingresos en seis grupos desde los 60 mil pesos mensuales hasta los 160 mil.

«Como siempre, quienes lleva el golpe más duro son los hogares de menores ingresos», explicó a Cadena 3, Vanesa Ruiz, Gerenta del Centro de Almaceneros de Córdoba.

Las familias se saltean comidas

«En los ingresos más bajos, el 82% de los adultos no desayuna, es decir, bebe solo infusiones, siempre priorizando no consumir esa ingesta en pos de que lo consuman los menores de la familia. Además, el 42% no almuerza, el 74% no merienda y el 86% no cena«, informó.

Y aclaró: «Se puede llegar a pensar que la no cena es una opción de una moda, como ayuno intermitente, pero en esta escala de ingresos no se cena en pos de que cene un menor, porque los números también son muy duros en cuanto a los menores».

«Entre los niños de hogares de menores ingresos, el 73% no desayuna, 36% no almuerza, el 79% no merienda y un 58% no cena. Cuando ve los datos advierte esta realidad cruel y dolorosa. Le tuvimos que poner número a lo que ocurre para que se visibilice, y la verdad es que los índices apenas mejoran en los dos niveles con mejor ingreso económico», especificó.

Los altos precios de los alimentos profundizan la deficiencia alimentaria y el deterioro nutricional de las familias más empobrecidas.

«Vemos que en los distintos segmentos no solo se consume menos si no que también pierden en la riqueza de productos que consumen: de los 53 productos analizados, los más pobres alcanzan a comprar solo 21. También desapareció el consumo del asado, tan arraigado en nuestra cultura, y en frutas y verduras solo quedan cebolla, papa, zapallo y tomate envasado, que fueron los que más incrementaron también», indicó.