Hoy, 21 de mayo, uno de los actores más rudos y queridos por todos, Mr. T, cumple un año más de vida. Pero más allá de su presencia imponente y su llamativo corte de pelo, se esconde una historia de lucha y superación que, como era de esperar, parte desde el racismo.
Los duros comienzos de Mr. T y la elección de su nombre
Nacido como Laurence Tureaud al sur de Chicago en 1952, Mr. T tuvo una infancia difícil junto a sus once hermanos, marcada por la ausencia de su padre, Nathaniel Tureaud, un reverendo, que abandonó a la familia cuando tenía solo cinco años.
El joven Laurence creció observando cómo él y otros hombres afroamericanos de su familia eran víctimas de la discriminación y de la falta de respeto por el color de su piel. Aquella experiencia, que lo marcó profundamente, lo instó a tomar una decisión radical: cambiar su nombre legalmente a Mr. T.
No era simplemente una cuestión estética, sino una manera de sentirse empoderado, ya que, al anteponer la palabra «Mr.» exigía ser tratado con la dignidad y el respeto que con frecuencia se le negaba. Como él mismo le explicó a The Huffington Post en 2015:
Desde una edad temprana, el talento de Mr. T para el fútbol americano era evidente, disciplina que le hizo ganar una beca para estudiar en la Universidad Prairie View A&M de Texas. Pero su camino giró inesperadamente cuando fue expulsado de allí y se unió al Ejército de los Estados Unidos, donde sus habilidades físicas lo convirtieron en un soldado ejemplar.
Una vez finalizado su servicio militar, se embarcó en una nueva etapa como guardaespaldas profesional, convirtiéndolo su imponente físico, su experiencia en artes marciales y su reputación de hombre recto en una figura codiciada por los famosos. Entre sus clientes más notables estuvieron figuras como Muhammad Ali y Michael Jackson.
El ascenso de Mr. T a la fama: Rocky y la Brigada A
Fue durante su etapa como guardaespaldas y como portero de un club nocturno que Mr. T comenzó a desarrollar la imagen que lo volvería tan emblemático. Se rapó la cabeza inspirándose en la foto de un guerrero Mandinka que vio en una revista National Geographic y se puso las joyas que confiscaba en el club nocturno donde trabajaba, que acompañó con cadenas como un homenaje a sus ancestros esclavizados.
En 1980, su vida cambió para siempre después de participar en el programa de televisión «Games People Play», en el que se buscaba al mejor portero de Estados Unidos. Allí llamó la atención del mismísimo Sylvester Stallone, que en ese momento estaba desarrollando la película «Rocky III» y lo vio como el candidato perfecto para interpretar al antagonista del «Semental Italiano», el boxeador Clubber Lang.
A pesar de no haber tenido experiencia previa en la actuación, su papel como el arrogante y despiadado Lang dejó al público más que impresionado, aunque no se pudo decir lo mismo de los críticos. Su interpretación le valió una nominación al Razzie a Peor Actor Revelación (un «premio» que reconoce lo peor del cine), pero lo volvió lo suficientemente conocido como para recibir otras ofertas en cine y televisión.
Su siguiente gran papel, y probablemente el más destacado de su carrera, fue en la pantalla chica, encarnando al sargento Bosco «B.A.» Baracus en la serie «Brigada A», de 1983 a 1987, compartiendo espacio con George Peppard, Dirk Benedict y Dwight Schultz. En esta serie, Mr. T interpretó a un exconvicto militar que se transforma en un mercenario, conocido por su lealtad y un sentido del humor particular.
Pero a pesar de su apariencia, Baracus tenía un corazón de oro y se convirtió en un modelo a seguir para el público joven de la época. De hecho, alrededor de la misma época, tuvo su propia serie animada llamada «Mister T», donde después de vivir aventuras al mando de un equipo de gimnasia, cada episodio terminaba con él explicándole la moraleja de la historia al público.
Una leyenda inolvidable
Mr. T no se limitó únicamente a la actuación, sino que también incursionó en la lucha libre profesional, haciendo equipo con Hulk Hogan en la primera edición de WrestleMania de 1985. Siguió trabajando en cine y televisión durante los años 90, pero su carrera se vio interrumpida después de que se le diagnosticara linfoma no hodgkiniano, un tipo muy raro de cáncer.
Por suerte, esta enfermedad retrocedió con el paso de los años, lo que le permitió seguir haciendo apariciones esporádicas en televisión, e incluso prestando su voz para productos animados, como «Los Simpson» o «Lluvia de hamburguesas» (donde su personaje, a modo de broma, usa un corte de pelo como el suyo pero invertido).
Mr. T es más que un intérprete de personajes rudos y fuertes con un look muy característico. Representa una historia de lucha por el respeto, un modelo a seguir para millones de personas y, sobre todo, nos recuerda que, detrás de las apariencias se esconde una persona noble. ¡Feliz cumpleaños, Mr. T!