La Marsellesa y cómo un canto de guerra se convirtió en el himno nacional de Francia

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En medio del fervor revolucionario de la Francia de 1792, nació un canto que desafiaría al tiempo y se convertiría en un emblema nacional: La Marsellesa. Su historia, marcada por la lucha por la libertad, nos remonta a un momento crucial en el que la música se erigía como un arma poderosa para defender los ideales de una nación.

Un himno nacido del fragor de la batalla

La chispa que encendió la llama de La Marsellesa se encendió en Estrasburgo, ciudad fronteriza que se preparaba para enfrentar la amenaza de una invasión austriaca.El alcalde, barón de Diétrich, le encargó al capitán e ingeniero Claude-Joseph Rouget de Lisle la creación de un himno que levantara la moral de las tropas que defenderían la patria.

 austríaca, Ante una incipiente invasión, el capitán Claude-Joseph Rouget de Lisle recibió la tarea de componer una canción que inspirara en el combate a los soldados franceses. Poco se imaginaría él el alcance que tendría su letra.

austríaca, Ante una incipiente invasión, el capitán Claude-Joseph Rouget de Lisle recibió la tarea de componer una canción que inspirara en el combate a los soldados franceses. Poco se imaginaría él el alcance que tendría su letra.

Inspirado por un cartel que proclamaba «¡A las armas, ciudadanos!», Rouget de Lisle compuso un canto vibrante y combativo, conocido inicialmente como «Canto de guerra para el ejército del Rin». La letra, plagada de imágenes bélicas y llamados a la lucha contra los invasores (como «Contra nosotros, la tiranía alza su sangriento estandarte» y «¡Vienen hasta ustedes a degollar a sus hijos y sus esposas!»), resonó con fuerza en los corazones de los soldados que se preparaban para la batalla.

Los marselleses: sus verdaderos propagadores

En junio de 1792, un grupo de 600 voluntarios de Marsella partió hacia París para defender la capital en caso de un ataque extranjero. A lo largo de su travesía, estos hombres, conocidos como «federados», entonaban con fervor el himno de Rouget de Lisle y fueron contagiando su entusiasmo a las poblaciones que atravesaban.

El entusiasmo que transmitieron los soldados marselleses al cantar la canción mientras marchaban hacia París para defenderla dejó claro el poder de aquel canto de guerra. Fue por eso que terminó siendo bautizada como "La Marsellesa".

El entusiasmo que transmitieron los soldados marselleses al cantar la canción mientras marchaban hacia París para defenderla dejó claro el poder de aquel canto de guerra. Fue por eso que terminó siendo bautizada como «La Marsellesa».

Al llegar a París, los marselleses continuaron cantando el himno en las calles y plazas, y cautivaron a los parisinos con su melodía enérgica y su letra cargada de patriotismo. La canción, rebautizada como «Himno de los marselleses» y luego simplemente «La Marsellesa», se propagó tan rápidamente por toda la ciudad que se convirtió en un símbolo de la resistencia revolucionaria.

Del corazón del pueblo a himno nacional de Francia

Las notas de La Marsellesa acompañaron a las tropas francesas durante las Guerras Revolucionarias, avivando a los hombres en cada batalla donde se puso a prueba su espíritu combativo. Para los soldados, este canto era más que una simple canción; era un símbolo de su lucha por la libertad y la defensa de la patria.

Más allá del campo de batalla, La Marsellesa se convirtió en un himno popular que se entonaba en las calles, teatros y cafés. Con una letra contestataria que criticaba a la monarquía y exaltaba la libertad, se instaló en los corazones del pueblo francés para convertirse en el canto de la unidad y la esperanza.

A pesar de terminar siendo censurada durante el reinado de Napoleón debido a su mensaje antimonárquico, La Marsellesa pronto fue restaurada y se transformó en 1879 en el himno nacional de Francia.

A pesar de terminar siendo censurada durante el reinado de Napoleón debido a su mensaje antimonárquico, La Marsellesa pronto fue restaurada y se transformó en 1879 en el himno nacional de Francia.

Pero a pesar de su popularidad, no tuvo un camino fácil para ser reconocida oficialmente como himno nacional. Y fue justamente por tener un carácter antimonárquico que se volvió blanco de la censura durante el gobierno de Napoleón y la Restauración borbónica. Recién con la llegada de la Tercera República en 1879, La Marsellesa finalmente recibiría finalmente el estatus oficial de himno nacional de Francia, para que el espíritu de aquellos revolucionarios no muera jamás.