La expectativa de los macristas para sentarse en los principales sillones del Estado nacional en Córdoba se diluyó repentinamente el viernes, cuando desembarcó en la gerencia regional de la Anses Andrés Bauzá, el hijo del legendario primer jefe de Gabinete de Carlos Menem pero también socio del diputado nacional libertario Gabriel Bornoroni.
Bornoroni y Bauzá comandan el estudio que representa los intereses de los expendedores de combustibles, una actividad íntimamente ligada a la política cordobesa, ya que las estaciones de servicio suelen ser el «emprendimiento de cobertura» de buena parte de la dirigencia. Es un negocio transversal: hay estacioneros en todos los partidos.
Con el nombramiento en la Anses Córdoba de Bauzá (aún no formalizado), el PRO se queda sin la silla que más expectativas generaba en la provincia. El organismo previsional extiende sus 18 delegaciones por distintos barrios de la ciudad y en las principales ciudades de la provincia; un pulpo que sólo entrega beneficios.
Ante la falta de dirigentes de La Libertad Avanza, se ilusionaron con conducir Anses distintos dirigentes macristas, entre ellos Soher El Sukaria, una de las primeras que apostaron fuerte por Milei en el balotaje.
Bauzá cultiva el bajo perfil. Años atrás, en 2019, intentó presidir el Colegio de Abogados, en la que fue hasta ahora su mayor aspiración política. Su candidato a vice fue Franco Mogetta, el actual secretario de Transporte de Milei.
Por entonces, Mogetta era secretario de Trabajo de Juan Schiaretti y Bauzá tenía el aval del schiarettismo para competir con el Colegio, que en Córdoba, por su tradición, es una pieza clave del círculo rojo. Bauzá y Mogetta perdieron ante una coalición de abogados llaryoristas, radicales y del PRO.
Sin ser un libertario de la primera hora, Bornoroni construyó poder velozmente. En un espacio sin dirigentes de peso ni experiencia, la habilidad del abogado habituado a cuidar los intereses de los dueños de las estaciones de servicio cotizó en alza. Sumó su rol prolijo en el fallido tratamiento de la ley ómnibus.
Bornoroni no sólo desplazó al PRO de la Anses, también corrió a los libertarios de la primera hora de los sillones más expectables.
Es que además de la Anses, otro socio suyo, Marcos Patiño Brizuela, se quedó con la delegación del PAMI, otra enorme caja. En la campaña, este abogado jugó un rol clave: mientras los libertarios duros se dedicaban al cotillón, Patiño Brizuela fue el apoderado de LLA.
Aunque Patiño Brizuela tiene su propio estudio, éste funciona en el mismo lugar donde lo hace el buffet Bauzá-Bornoroni. Es más: hasta los teléfonos del estudio Patiño Brizuela están a nombre de Bornoroni. El vínculo es directo.
También los macristas se ilusionaron con conducir el PAMI, pero el desplante fue total.