Milei, el Pacto de Mayo y el precio objetivo para el dólar

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El presidente Javier Milei sorprendió a todos con el lanzamiento del «Pacto de Mayo», una iniciativa que constituye una invitación a l «gran acuerdo nacional» qué dirigentes de distintos espacios políticos han pedido anteriormente, pero, a la vez, implica una nueva presión sobre los gobernadores y el Congreso.

Al hablar ante la Asamblea Legislativa por primera vez para inaugurar el 142º período de sesiones ordinarias del Congreso, el Presidente cambió no solo el protocolo y la tradición de este tipo de actos, sino también la dinámica de la política argentina para los próximos meses con un doble mensaje.

Por un lado, volvió a apuntar contra la dirigencia política de todos los colores, la «casta» a la que acusó de «vivir como monarcas» y de haber llevado a cabo en los últimos 20 años una «orgía de gasto público» en contraste con la gente «que trabaja y produce» y, por el otro, los invitó a «demostrar» lo contrario con un acuerdo en torno a 10 políticas de Estado.

Pero las críticas que les dedicó a distintos dirigentes, entre alusiones (como en el caso del ex gobernador radical Gerardo Morales, cuestionado por la detención de gente que tuiteó sobre su vida personal) y menciones directas (para Máximo Kirchner, Roberto Baradel, Juan Grabois y la Izquierda) fueron lo de menos en comparación con el anuncio del Pacto de Mayo.

Pero además, la invitación fue expresada después del anuncio del paquete de «leyes anti casta», donde se destacan la eliminación de jubilaciones de privilegio, la reforma en el método de elección de los sindicatos y la eliminación de los acuerdos salariales por paritarias para ir a un esquema de «empresa por empresa».

Varios de estos temas tendrán adhesión del público. Es la presión que Milei quiere meter en el Congreso.

El precio objetivo del dólar

Por otro lado, en el ámbito económico, el ministro de Economía, Luis Caputo, está intentando convencer al mercado de que el dólar de equilibrio es más bajo de lo que se espera. A pesar de la incertidumbre en el mercado, Caputo argumenta que la cantidad de billetes verdes que tiene el Banco Central todavía es insuficiente como para que este siga perdiendo valor relativo frente a una moneda, como la Argentina, que tiene la inflación más alta del mundo.

Desde el punto de vista de la teoría, la situación no tiene lógica, más allá de los esfuerzos del Gobierno por licuar la mayor cantidad de pesos de la economía. Si bien es cierto que la oferta de dinero se contrae, como el caso de la base monetaria que cayó de unos $10 billones a $7,6 billones, la demanda de pesos también lo ha hecho aún más.

La lógica indicaría que la apreciación del peso que se está viendo en las últimas semanas no tiene una contraparte en dólares.

Ahora estarían faltando los dólares para convalidar el retraso y por ello tanto economistas como brokers solo tratan de adivinar en qué momento el Gobierno va a dar otro salto cambiario. A pesar de que la nueva gestión sigue juntando reservas internacionales a diario, esto no resulta suficiente porque las reservas netas siguen siendo negativas por unos US$ 4.000 millones.

La estimación del salto pasó de marzo para abril y ahora ya se habla de mayo.

Si se analizan las compras diarias del Banco Central, están en un promedio de US$ 167 millones diarios, que es el resultado del esquema actual de pago de importaciones vigente desde diciembre. En enero, de US$ 4.061 millones de importaciones, solo se pagaron US$ 1.094 millones, lo que significa que la deuda de los importadores aumentó en US$ 3.500 millones.

Ese calendario de pagos de importaciones retrasó la mayor parte de la presión hasta abril, mayo y junio, los meses de la cosecha gruesa.

De fondo está la presunción de que en años previos se habían tocado «precios de pánico». Por caso, cuando en las cercanías del balotaje el dólar llegó a $1.200 (equivalente a $2.000 a los precios actuales), que se podía explicar por incertidumbre sobre el devenir económico y la vocación de la siguiente administración por la prudencia fiscal.

La idea de Caputo es que el mercado no debe pensar en las inconsistencias macro que persisten, sino apuntar a que en el futuro el «punto de equilibrio» va a ser más bajo de los $1.200 actuales. Para ello, el cambio de la estructura económica debería ser muy radical, algo que no se podría observar en meses de una gestión de Gobierno que se encuentra en minoría y debilidad política.