A Petri le gusta los marinos imberbes

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A pocos días de que se conociera la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las Fuerzas Armadas, este jueves se notificó oficialmente que, a partir del mes de abril los integrantes de la Armada Argentina no podrán usar barba. La resolución figura en un anexo referido a una rectificación en el Reglamento de Uniformes para el personal de la Armada que se puso en vigencia en 2008.

La nueva determinación de la Armada Argentina lleva la firma del contraalmirante Juan Carlos Romay, Director General del Personal y el Bienestar de la Armada. Fuentes del ministerio intentaron justificar la medida ante varios medios, al argumentar que -entre otros beneficios- se facilitaría los entrenamientos de los uniformados, sin dar más detalles.

En el punto 1 con el título “Barba” se establece que “queda prohibido el uso de la misma para todo el personal militar” y luego se enumeran las excepciones que tendrá esa regla. Esas excepciones regirán para “unidades desplegadas fuera de su asiento natural en operación, las cuales producto de una contingencia o por diseño de la unidad limite su capacidad de agua dulce y que, de no racionalizar la misma, afecte el cumplimiento de la misión (por ejemplo, unidades/elementos de Superficie, Submarinas, de Infantería de Marina en operaciones de tiempo prolongado, Unidades de Campaña Antártica/Patrulla Naval Antártica combinada, navegando al sur del paralelo 60° y dotación de Bases Antárticas”) y también por “prescripción médica”. Además, se detalla que “la misma deberá ser completa, con bigotes, prolija y recortada, evitando toda excentricidad en su forma y dimensiones”.

La barba en la Armada -la única fuerza que la tenía permitida, no así en el Ejército ni en la Fuerza Aérea- volvió a ser autorizada por el almirante Joaquín Stella, el jefe de la Marina en la Presidencia de Fernando De la Rúa, pero solo para oficiales con la jerarquía de capitán de corbeta o superior. Luego se fue extendiendo a jerarquías más bajas e incluso al plantel de suboficiales. La medida se adoptó con la finalidad de recuperar la tradición naval histórica y además funcionó como un beneficio simbólico para moderar un creciente malestar por los bajos salarios.

Un ministro camaleónico

El aspecto físico parece no ser un dato menor para el títular de Defensa, Luis Petri. Una muestra de ello es que, en casi dos meses de gestión, «sorprendió» por su capacidad de adaptación a distintos entornos, en lo que refiere a sus outfits, en cada aparición pública.

Al modo de Zelig, el camaleónico personaje de Woody Allen que se mimeizaba en distintos ambientes, Petri se encargó de fusionarse con el contexto. Posó de boina verde junto con Javier Milei y luego apareció con un traje polar en el viaje del Presidente a la Antártida.

En Mar del Plata se vistió como parte de la tripulación de un barco de la Armada y hasta se atavió a vestirse de gaucho para el cruce de los Andes a caballo.

Por si fuera poco, en su foto de perfil de X, el ministro aparece con anteojos oscuros, en un look similar al de Tom Cruise en Top Gun.