El presidente Javier Milei sorprendió con un nuevo episodio de estabilidad emocional en duda tras su paso por el Muro de los Lamentos, en Israel, donde lloró con el mero contacto con la pared y, no conforme, prometió con mudar la embajada argentina en el estado judío a Jerusalén, hecho polémico en un mundo donde solo 3 países hicieron eso.
En este contexto, el ex canciller argentino Rafael Bielsa se preguntó sobre ese tema si «hacía falta».
«¿Había necesidad? Me parece una locura realmente», disparó Bielsa, quien, además, puntualizó: «Argentina tiene posición tomada desde hace muchísimo tiempo respecto de la solución de los dos Estados, reconociendo la frontera de 1967, reconociendo el estatus especial de Jerusalem de acuerdo con las sucesivas resoluciones de las asamlbeas de las Naciones Unidas».
Una vez en contexto con la situación política internacional y las posiciones de nuestro país, agregó que la Argentina reconoce «el derecho de Israel a vivir en paz junto a sus vecinos dentro de fronteras seguras internacionalmente reconocidas».
Asimismo, se refirió de forma directa a lo sucedido con sus declaraciones y el posterior comunicado de la organización extremista Hamas, que fustigó la posición del presidente argentino.
«Ahora, lo tremendo, lo más imperdonable, del intento de Milei no es tanto lo que nos puede llegar a pasar, que nos puede llegar a pasar… Argentina es un país extremadamente inseguro por sus fronteras. La verdad es que yo no hubiese tentado al diablo», disparó.
Además, redobló la apuesta y arremetió: «Es tan poco decoroso, es estéticamente tan repudiable la sobreactuación, el alineamiento con países que nos hacen daño, como Gran Bretaña, es tan poco digno que no solamente es improcedente, innecesario, contraproducente, sino que es anti estético. Es una actitud servil».
Y agregó: «¿Tirarse en la arena al lado de Trump? No. Nosotros no jugamos en esa liga».
Luego alertó sobre la situación de la política exterior argentina desde el 10 de diciembre último: «Acá no hay plan de política exterior por lo que no hay un plan verdadero de estabilización».