El Gobierno tiene un tercio de la ley pero sigue el suspenso por privatizaciones, facultades y el impuesto País

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La Cámara de Diputados aprobó este viernes el proyecto de ley ómnibus en general, sin que hubiera en el recinto un dictamen impreso que contuviera las modificaciones discutidas en los últimos días.

Con el apoyo de PRO, Hacemos Coalición Federal y la UCR, los libertarios consiguieron 144 votos para darle media sanción al dictamen de mayoría que 34 diputados firmaron en disidencia el martes 23 enero y originó el escándalo del dictamen blue. El rechazo cosechó 109 votos.

Consultado a legisladores aliados y opositores sobre la existencia siquiera de un archivo en PDF que sistematizara los cambios que el gobierno se comprometía a incluir pero tal cosa no existía al momento de la votación. Sin embargo, desde el macrismo y la Coalición Cívica aclararon que esas modificaciones se incorporarían cuando llegue el momento de tratar artículo por artículo. De hecho el material impreso que tenían los diputados en sus bancas contenía el paquete fiscal que Luis Caputo retiró el viernes pasado y el presidente de la comisión de Legislación General, Gabriel Bornoroni, tuvo que dar lectura a los cientos de artículos que se suprimían antes que se diera curso a la votación.

En un acto de fe, las bancadas amigables apoyaron el despacho oficialista aunque ninguna de sus demandas figurasen. La razón de esa apuesta obedece a que durante los últimos tres días se desarrollaron infructuosamente intensas negociaciones fuera del recinto para lograr el acompañamiento de 129 legisladores para apoyar los puntos de facultades delegadas, privatizaciones y endeudamiento.

En ese contexto, la votación en general despeja la premura de Javier Milei para llevarse una victoria pírrica para capitalizar en las redes sociales, mientras sigue buscando la forma de conseguir que le voten los capítulos que más resistencia despiertan entre sus aliados. En tanto, los jefes de las bancadas que contribuyeron a encauzar el trámite parlamentario suponen que podrán alzarse con los cambios que promueven. «Vamos a votarle la ley y la vamos a desflecar por dentro», decían el jueves por la noche en el radicalismo.

Este viernes se produjeron reuniones en simultáneo en las distintas oficinas que Martín Menem ocupa en el primer piso de la Cámara Baja. En un ala, punteaban artículos el lilito Juan López, la macrista Silvia Lospenatto y el secretario parlamentario del radicalismo, Alejandro Cacace, con Maximiliano Fariña. En otro sector, Rodrigo De Loredo tironeaba del mantel por la coparticipación del Impuesto PAIS, una propuesta del gobernador Martín Llaryora que defendían los legisladores cordobeses y llegó a poner en riesgo la votación en general. Y en otra sala, departía el ministro del Interior, Guillermo Francos, con Menem.

El Gobierno tiene un tercio de la ley pero sigue el suspenso por privatizaciones, facultades y el impuesto País

 

En los pasillos, desfilaban diputados que participaban de las deliberaciones y demostraban optimismo. Un miembro de la Coalición Cívica abandonó la oficina de Menem diciendo que solo quedaban detalles para que su espacio pueda votar el capítulo de las privatizaciones.

 

Sin embargo, otro referente del espacio que lidera Elisa Carrió se manifestaba con más dureza. «Mientras esté la Bicameral privatizaciones, es difícil que se vote ese capítulo», remarcó.

 

Pero aunque el foco estaba puesto sobre pichettistas y radicales, empezó a circular el rumor de que tal vez los legisladores del bloque Innovación Federal, compuesto por cuatro misioneros, tres salteños, un rionegrino y un neuquino, no vote de forma unificada cuando se analicen los artículos en particular. Por eso, seguía siendo una incógnita cómo saldrían las votaciones de los segmentos más polémicos de la ley, al cierre de esta nota.

 

En todo caso, los cuatro días que median hasta el próximo martes, cuando vuelva a reunirse el cuerpo, darían tiempo a oficialistas y aliados para construir la mayoría necesaria.