China sabía del COVID dos semanas antes de contarle al mundo

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Otra vez, China y el COVID: un asunto sin final. El Wall Street Journal (WSJ) publicó el miércoles 17 de enero del 2024 una investigación que sacudió al mundo: China sabía de la COVID dos semanas antes de contarle al mundo sobre el virus mortal.

Según el medio, científicos de un laboratorio de Pekín habían trazado la secuencia del virus SARS-CoV-2 el 28 de diciembre de 2019, pero no la hicieron pública hasta el 11 de enero de 2020, cuando la compartieron con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Un silencio con consecuencias mundiales

La secuencia del virus es una información clave para entender su origen, su transmisión y su tratamiento. Al ocultarla, China habría impedido que la comunidad médica internacional pudiera actuar con rapidez y eficacia para contener la pandemia, que ya ha causado más de 5 millones de muertes y 200 millones de contagios en todo el mundo.

El WSJ basó su informe en documentos obtenidos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. por un comité de la Cámara de Representantes y revisados por el propio diario.

Los documentos muestran que la Dra. Lili Ren, una investigadora china en Beijing, subió la secuencia casi completa del virus a una base de datos llamada GenBank, operada por el Instituto Nacional de Salud de EE.UU., el 28 de diciembre de 2019.

Sin embargo, la secuencia no fue visible para el público hasta el 11 de enero de 2020, el mismo día que China la compartió con la OMS. En ese momento, los funcionarios chinos todavía describían públicamente el brote de la enfermedad en Wuhan, China, como una neumonía viral “de causa desconocida” y aún no habían cerrado el mercado mayorista de mariscos de Huanan, lugar de uno de los brotes iniciales de COVID-19.

El origen de la pandemia, en la sombra

La nueva información no arroja luz sobre el debate sobre si COVID surgió de un animal infectado o de una fuga de laboratorio, pero sugiere que el mundo aún no tiene una contabilidad completa del origen de la pandemia.

China ha sido acusada de falta de transparencia y cooperación por parte de varios países, especialmente Estados Unidos, que ha impulsado la hipótesis de que el virus se escapó de un laboratorio de virología de Wuhan.

La OMS realizó una misión de investigación en China a principios de 2021, pero no pudo acceder a todos los datos y muestras que solicitó. El organismo ha pedido una nueva investigación más exhaustiva y con mayor participación de expertos internacionales, pero China se ha negado a aceptarla.

Las eternas consecuencias de la demora

Las dos semanas adicionales que China tardó en compartir la secuencia del virus podrían haber resultado cruciales para ayudar a la comunidad médica internacional a identificar cómo se propagó el COVID-19, desarrollar defensas médicas y comenzar con una eventual vacuna, dijeron los especialistas.

A finales de 2019, los científicos y los gobiernos de todo el mundo se apresuraban a comprender la misteriosa enfermedad que eventualmente se llamaría COVID-19 y que mataría a millones y enfermaría a muchos más.

Según el WSJ, algunos expertos estiman que si China hubiera compartido la secuencia del virus antes, se podrían haber evitado entre el 5% y el 10% de las muertes por COVID-19. Otros, en cambio, consideran que la demora no tuvo un impacto significativo en la evolución de la pandemia, ya que el virus ya se había extendido por varios países y continentes.