La compra y venta de ropa usada, moderna y en buen estado, fue ganando popularidad

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La moda circular ya no es una feria americana.

“Que la moda sea asequible y sostenible para todos” es una premisa que se apoya en que cada vez más personas son conscientes del impacto ambiental de la industria de la indumentaria y buscan formas de minimizar su huella ecológica. Por ejemplo, Angelina Macchiaroli, que vive en Carlos Tejedor en la provincia de Buenos Aires, entiende la moda circular desde una mirada ambientalista y reutiliza los residuos textiles de forma creativa, dando lugar a distintas colecciones de prendas, algunas con intervenciones. Menciona una de buzos y pantalones creados a partir de residuos textiles industriales enviados por una empresa de CABA. Además como vive en un pueblo, la gente sabe lo que hace y le deja bolsas con ropas en donación o las compra en Caritas.

“Hay un negocio que surge del descarte de prendas que ya no quiero y que ahora puedo monetizar para seguir consumiendo”, dice Macchiaroli, quien remarca que no es lo que más interesa sino la consciencia ambiental del consumidor.

Locales vistosos en lugar de ferias

La moda circular se vende en locales grandes, amplios y bien decorados. No se trata de los reductos hogareños o barriales como eran las ferias americanas. Son tiendas que pueden costear un alquiler en una zona céntrica de la ciudad y pagar mensualmente el sueldo a sus empleados. Negocios rentables que proliferaron de la mano de un cambio en las costumbres, de la conciencia medio ambiental, del avance de las tecnologías y la suba de precios.