La revelación de Matías Bagnato, tras la muerte del asesino de su familia

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Matías Bagnato, el único sobreviviente de la llamada «Masacre de Flores«, brindó este lunes (01/05) una conferencia de prensa en la que hizo referencia a la muerte de Fructuoso Álvarez González, el hombre que asesinó a su familia en un incendio intencional el 17 de febrero de 1994. En ese marco, la víctima aprovechó para presentar a su «nueva familia», a la que tenía oculta por temor a que «el monstruo se la quite«.

Visiblemente emocionado, el joven contó un secreto que guardó durante años por miedo: “Yo nunca lo hice porque tenía miedo, muchas veces me preguntaron si yo había logrado armar una familia y yo nunca lo dije porque tenía pánico de que él me quitara esta nueva familia”, introdujo. “Yo estoy en pareja, con Nicolás, Nico, te amo, gracias por acompañarme todos estos años ”, relató emocionado.

Y continuó: “Nico perdió a sus papás, quedaron solos, son tres hermanos y uno de ellos tiene síndrome de down, que es Sebi, y mi familia son ellos dos hoy en día, me hacen sumamente feliz y nunca pude compartir esto con ustedes por miedo de que este monstruo me los quite como a mis viejos y a mis hermanos”.

Este domingo, Fructuoso Álvarez González murió el Hospital Zonal General de Agudos Dr. Alberto Antranik Eurnekian, ubicado en Ezeiza, por una falla cardiorrespiratorio múltiple.

Fructuoso estaba internado desde el 4 de abril y de acuerdo a la información que trascendió, falleció como consecuencia de un «shock séptico a foco infeccioso peri implante de cadera derecha».

Qué fue la Masacre de Flores

Para entender lo que ocurrió en la madrugada del 14 de febrero de 1994, hay que remontarse al contexto. Álvarez González había sido socio de José Bagnato en una fábrica y le reclamaba una deuda de U$S 180.000 dólares por su participación y por la que mantenía amenazada a toda su familia.

Meses antes del crimen, la abuela de la familia fue citada por el asesino, se negó a firmar un papel que avalaba una deuda mayor y la golpeó hasta terminar abusando sexualmente de ella.

Estas situaciones motivaron una serie de denuncias radicadas en la comisaria 38 de la Policía Federal y Álvarez González los advirtió: «Levanten la denuncia porque los quemo a todos».

El 16 de febrero, la abuela de la familia partió a la mañana rumbo a Mar del Plata y se salvó de la masacre acontecida en la madrugada del día siguiente. El testigo Norberto Corda -clave para la conclusión del caso- salió a las 3 de la mañana de su casa para fumar cuando observó una cupé Renault Fuego que se había detenido en la esquina de Baldomero Fernández Moreno y Pumacahua. El único ocupante del rodado miraba hacía la casa de los Bagnato. Era Fructuoso Álvarez González, quien había arrojado dos bidones con fósforo líquido hacia la vivienda e inició el incendio.

«Me desperté casi asfixiado. No podía respirar. Me levanté sobresaltado y caminé hacia la habitación de mi hermano Fernando. Salía una llama por debajo de la puerta. Cubrí mi cara con una remera y abrí la puerta. La llamarada me tiró al piso. Se me prendía fuego el pelo y me quemaba un brazo. Aturdido, busqué a mi hermano y fui a la pieza de mis padres. El fuego había tomado el techo y el placard. Entonces les grité a mis padres que salieran. ‘No vengan a mi cuarto. Yo puedo salir solo. Estoy bien’. Les grité a todos, los nombré uno por uno, una y otra vez», contó Matías Bagnato, único sobreviviente.

Instantes después, Corda esperó a la huida del homicida para socorrer a quién lo necesitará y pedir auxilio en todas las direcciones. Gracias a él, Bagnato está vivo.

Tiempo atrás, el hombre que, en ese momento, tenía 15 años narró en diálogo con La Nación: «Cuando me asomé a la ventana, pude ver a mi vecino Norberto Corda. Me estaba quemando. Sentía el fuego en la espalda. Intenté saltar hasta un cantero que había en la vereda. Pero Corda me advirtió que no lo hiciera porque estaba todo rociado de líquido inflamable. Entonces, entre él y un policía me guiaron hasta la terraza de la casa vecina».

Fructuoso Álvarez González al ser detenido (Foto archivo NA).

Fructuoso Álvarez González al ser detenido (Foto archivo NA).

Producto del incendio, fallecieron el matrimonio integrado por José Bagnato (42), Alicia Plaza (40), los hijos de ambos, Fernando (14) y Alejandro (9) y un amigo de este último, Nicolás Borda (11), quien era la primera vez que se quedaba a dormir en una casa ajena. En este sentido, Bagnato detalló, a partir de lo que arrojó la causa, cómo vivieron los momentos previos a sus fallecimientos:

«El cuerpo de mi madre fue hallado en el baño, dentro de la bañera, junto con el de mi hermano Fernando. La encontraron con el teléfono celular en la mano; trataba de llamar a los bomberos. Fue una leona tratando de salvar a sus cachorros. Mi padre falleció al lado de la reja de la ventana, cuando intentaba arrancarla para poder salvar a su familia. Mientras que Alejandro y Nicolás murieron asfixiados por el humo. Ellos estaban en la misma habitación«.

El único acusado fue condenado a prisión perpetua en 1995 por el Tribunal Oral N° 12, pero en 2004 fue extraditado a España para cumplir su condena allí por ser ciudadano de ese país. Sin embargo, los tribunales españoles decidieron el 22 de noviembre de 2008 convertir la condena inicial a 20 años de cárcel, el equivalente español a nuestra pena máxima. De esta forma, Álvarez González quedó libre anticipadamente.

Un año después, regresó a la Argentina sin ningún problema en su ingreso, debido a que había cumplido su condena. Luego de ser rechazado por su propia familia, volvió a amenazar a la única víctima que no pudo matar. Matías Bagnato -con pleno desconocimiento de su libertad- recibió una llamada intimidatoria a las 3.30 de la madrugada, mismo horario que comenzó el incendio, por parte de Álvarez González. Con las pruebas sobre la mesa, fue detenido nuevamente en 2011.