Paulo Pimenta, ministro de Brasil: «La prioridad de Lula es la lucha contra el hambre»

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El flamante ministro de Comunicaciones de Brasil, Paulo Pimenta, no despega los ojos de la pantalla de su celular. Antes de iniciar una entrevista con PáginaI12, sigue de cerca la visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a la ciudad de Boa Vista, estado de Roraima, la reserva indígena más grande del país que en los últimos cuatro años registró un aumento dramático de muertes por falta de atención médica. Pimenta comparte imágenes dolorosas de los niños desnutridos de Roraima y enfatiza que «la prioridad del gobierno de Lula es la lucha contra el hambre». De visita en Buenos Aires para ajustar los detalles de la reunión que Lula mantendrá con su par argentino Alberto Fernández, Pimenta anticipa que se presentará «el documento más importante jamás firmado entre ambos países». Periodista, y exdiputado federal, el titular de la cartera de Comunicaciones celebra la presencia de Brasil en la séptima cumbre de la Celac que se desarrollará el próximo martes. Además no duda en definir al ataque a la sede de los tres poderes como «el intento más grave de destrucción de la democracia en Brasil desde el golpe de 1964». – ¿Qué significa, más allá de la tradición, que en su primer viaje internacional como presidente Lula visite Argentina? – Esta tradición se amplía porque Lula viene no solo a visitar Argentina, sino a devolver a Brasil a la Celac. Este es un gesto importante ya que Lula tiene programado un viaje a Estados Unidos en la primera quincena de febrero y otro a China en marzo. Con su presencia en Argentina se retorna a la Celac y se reafirma la importancia y el protagonismo de Brasil en una estrategia latinoamericana común. Además se establece un fuerte lazo político a través de un acuerdo que involucra varias áreas entre Brasil y Argentina, y constituye una indicación muy clara de cuál es la visión que este gobierno tiene del mundo y a quiénes considera sus amigos. – ¿Hay algo que pueda anticipar de esos acuerdos con Argentina? – El acuerdo es muy amplio, la carta de intenciones involucra prácticamente todas las áreas: economía, ciencia, tecnología, cultura, educación, salud. No es momento de dar conclusiones sino de anunciar la voluntad de ambas naciones de caminar para hacer realidad esta carta de intenciones. Desde el punto de vista de la amplitud de su significado, es el documento más importante jamás firmado entre Brasil y Argentina. – Imagino que el retorno a la Celac también implica un nuevo vínculo de Brasil con la región. – Brasil durante el período gobernado por el PT siempre tuvo una posición de protagonismo internacional muy fuerte. Lula jugó un papel protagónico en el fortalecimiento de los Brics, la Unasur o el propio Mercosur. Y siempre ha defendido la idea de construir una agenda común para América latina. Lula es hoy un líder cuya influencia va más allá de las fronteras de Brasil. Y entiendo que este regreso de Brasil al escenario latinoamericano, en este momento de inestabilidad en la geopolítica internacional, refuerza mucho nuestra posición como continente. Debido a la fortaleza económica, política, social y territorial que representa Brasil, es muy difícil construir un proyecto económico regional soberano sin nuestra participación. – Si tuviera que explicarle a alguien que no sabe lo que pasó el ocho de enero en Brasilia, ¿qué le diría? – Hubo un intento de golpe de Estado. Una acción organizada por sectores de las fuerzas armadas, la policía militar y otros sectores económicos que a lo largo del gobierno de Bolsonaro fueron estableciendo cada vez más una relación conflictiva con la democracia. Fue el intento más grave de destrucción de la democracia en Brasil desde el golpe de 1964. Tenían la expectativa de que Lula, en cierto momento, se sintiera impotente y pidiera ayuda a los militares, pero la respuesta encabezada por el presidente fue muy distinta. El domingo por la noche el Planalto estaba destruido, y el lunes a las nueve de la mañana Lula reunió en su despacho a los jefes de todos los poderes. Poco después mantuvo una reunión con el comandante de las fuerzas armadas, se reunió con los 27 gobernadores y juntos cruzaron la plaza de los tres poderes. Hubo un gesto de unidad en defensa de la democracia. Y una acción contundente hacia la responsabilidad penal de los implicados. En esta última semana, prácticamente todos los días hubo operativos de la policía federal para detener a líderes y financistas del intento de golpe. – Lula destituyó este sábado al comandante del Ejército, el general Julio César de Arruda. ¿Cree que hubo facilitadores en el ataque a los tres poderes dentro de las fuerzas armadas? – De otra forma no podría haber sucedido. La región de la plaza de los tres poderes está muy controlada y tiene pocos accesos. Allí actúan varios cuerpos de seguridad: la policía militar del Distrito Federal, el Ejército, la policía legislativa, la policía judicial, la oficina de seguridad adicional. Esta acción integrada nunca permitiría que los delincuentes se acerquen a menos de cinco kilómetros. Entonces hubo un proceso de connivencia para que los edificios fueran invadidos. Y luego hubo connivencia para que los responsables no fueran detenidos. Por los destrozos en el Tribunal Supremo solo hay cuatro personas detenidas. El día de la ceremonia de oficialización del triunfo de Lula, el pasado 12 de diciembre, hubo un motín en Brasilia. Se quemaron colectivos y autos. ¿Sabés cuántas personas fueron detenidas? Ninguna. En todos los casos hubo algún nivel de connivencia y compromiso de las fuerzas armadas y de seguridad. – En relación al intento de golpe, ¿Qué cree que puede pasar con el expresidente? – Bolsonaro está en Estados Unidos junto a sus hijos y sus principales asesores. Huyó antes de la toma de posesión y fue el gran inspirador y animador de todo este proceso de corrosión de la democracia, de cuestionamiento del resultado de las elecciones. A medida que las investigaciones avanzan se encuentran más conexiones desde el punto de vista del financiamiento de la organización y el mando de este proceso por parte de Bolsonaro, su familia y sus allegados. Creo que la probabilidad de que pueda salirse con la suya de todo esto es igual a cero. – Usted mencionaba el viaje de Lula al estado de Roraima, donde la etnia indígena yanomami la está pasando muy mal. ¿Es una de las peores herencias de Bolsonaro? – Las comunidades indígenas fueron muy perseguidas y atacadas durante el gobierno de Bolsonaro. Hubo un proceso acentuado de invasión de tierras indígenas por parte de mineros y madereros ilegales, devastación de áreas para siembra y crianza de ganado. Esto llevó a una situación dramática con una crisis humanitaria en varias regiones, porque las comunidades indígenas perdieron sus medios de supervivencia y fueron sometidas a un verdadero genocidio. Desde un punto de vista más general, uno de los mayores orgullos del presidente Lula fue sacar a Brasil del mapa del hambre. A través de nuestro gobierno, varias políticas de redistribución del ingreso permitieron, por primera vez en muchas décadas, que Brasil saliera del mapa del hambre. Hoy tenemos más de 30 millones de brasileños y brasileñas que no saben qué van a comer al día siguiente. Si miramos las acciones del gobierno en el área de salud, asistencia social o vivienda, todas están atravesadas por el objetivo de combatir el hambre.