Asimismo, agregó que si bien este cambio no sucederá en el corto plazo, «la vara está subiendo para equiparar las obligaciones de las empresas de activos digitales con las de servicios financieros tradicionales».
En este contexto, la normativa de estos activos se incrementó por el crecimiento de la venta minorista y la aprobación institucional, de modo que esta situación «condujo a un rápido aumento de la capitalización del mercado» y a una «extrema volatilidad entre los operadores», indicó el documento.
Además, la pérdida de confianza que experimentaron los consumidores, tras una serie de fracasos de criptomonedas y una mala gestión de los fondos de los clientes, destacan la necesidad de una política y supervisión regulatoria sólida, establecida a nivel mundial.
«El riesgo que implica mantener la integridad del mercado -agregó el trabajo- demuestra la necesidad de aplicar una política reguladora que sea de enfoque global y rápido y un marco de supervisión para garantizar una mayor protección de los consumidores».
Cuáles son los países con más regulación
En este sentido, la Unión Europea se encuentra en una etapa avanzada de regulación de este mercado, al igual que Emiratos Árabes Unidos y Dubái que está estableciendo la primera autoridad centrada en activos virtuales. Por su parte, Suiza tiene uno de los marcos regulatorios más maduros que permite a los participantes del mercado obtener certeza sobre el tratamiento legal y regulatorio de sus proyectos y actividades previstas.
Por último, el informe sugirió indicaciones a tener en cuenta dentro de la industria de los criptoactivos como la relación mutua que tendrá el ecosistema de activos digitales con las instituciones financieras tradicionales -a medida que crezca el uso de la tecnología-, y la adopción de enfoques en materia de gobierno corporativo, compliance y gestión de riesgos por parte de las organizaciones nativas.