El domingo, miles de bolsonaristas traspasaron las barreras policiales y asaltaron en Brasilia el Congreso, el palacio presidencial y Corte Suprema, destrozando ventanas y vandalizando oficinas.
Las autoridades brasileñas iniciaron rápidamente sus investigaciones, y el presidente izquierdista, Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió el cargo el 1 de enero, prometió que «los golpistas» serán «castigados».