Marina Pifano, directora del Instituto Provincial del Cáncer «En 2019, el Banco de Drogas estaba vacío»

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El Instituto Provincial del Cáncer es un organismo joven nacido en pandemia. Sucesor del Banco de Drogas, en mayo del 2020 fue creado con el fin de desarrollar una política integral sobre esta enfermedad. Desde su puesta en marcha, el instituto transitó el proceso del ordenamiento de su estructura, buscando normalizar el “stock cero” en medicación oncológica que había heredado de la gestión de María Eugenia Vidal.

Marina Pifano es bióloga egresada de la Universidad de La Plata, doctorada en oncología molecular en la Universidad de Quilmes, y actualmente está al frente del Instituto. “Al asumir el Banco de Drogas estaba vacío y las compras después de las elecciones de 2019 quedaron frenadas”, recordó la directora del organismo.

Oriunda de San Manuel, un pueblo de no más de 1500 habitantes en el partido de Lobería, Pifano aseguró que tiene “muy presente las dificultades en el interior de la provincia”, y sintetizó esa lectura con una afirmación que define su visión de política pública: “donde hay dos o tres pacientes hay que abrir una salita porque le cambia la vida esas personas”. 

Asegura que la en la provincia “no había una política integral alrededor del cáncer” y, en dialogó con Buenos Aires/12 narró la situación encontrada en diciembre de 2019 y los primeros pasos del organismo. «Cuando asumimos, había cosas fragmentadas y bastante desmanteladas. Lo que existía históricamente era el Banco de Drogas, es decir, lo que había en materia de política pública sobre la enfermedad tenía que ver con la entrega de medicación oncológica, pero estaba vacío», asegura.

—¿Cómo se encaró el trabajo?

—Pensamos en un instituto que pueda nuclear las experiencias existentes como el Banco de Drogas y programas de prevención, y así abordar el cáncer de forma integral con políticas transversales. No solamente pensar en el tratamiento o la prevención aislada, sino ir desde esto a los cuidados paliativos. En ese camino abordar los distintos tratamientos, tanto quimioterapia como radioterapia, del cual no había convenio y hubo que reconstruirlo.

—¿Cómo influyó la pandemia?

—Fue una situación muy compleja. La estructura del organismo se creó en mayo del 2020. Con la pandemia fue difícil, pero se trabajó para poder contar con los suministros. Ya para el 2021 se pudo reforzar la política del cáncer y hoy, incluso, es una de las políticas que se encuentra en el programa 6×6 del gobernador.

—¿Cómo se encuentra hoy el Instituto?

—Está fortalecido y con varias áreas en funcionamiento. Hay un área de prevención y promoción que articula mucho con el Instituto Nacional del Cáncer y las líneas de prevención en cáncer de mama, de cuello uterino, y cáncer colon-rectal. Se articula mucho también con los municipios para llevar a cabo tareas de promoción de información. También cuenta con una unidad de cuidados paliativos, donde además de contar con la medicación para el dolor, también trabajamos en capacitar al personal de salud para el acompañamiento del paciente y los familiares. Pero también hay que acompañar a los trabajadores y trabajadoras porque trabajar en cáncer es complejo. Es duro emocionalmente estar en contacto permanente con personas en tratamiento y con sus familiares.

—¿Cómo se trabaja sobre esa cercanía con el personal de salud?

—Articulamos con los equipos de los hospitales. En 2022 se realizó la primera jornada de cuidados paliativos porque es un núcleo que involucra temas referidos del acompañamiento y el cuidado. Después está el área de tratamiento, donde se encuentra el banco de drogas y el tratamiento radiante. Aquí se centran las áreas administrativas, de logística y compras. La medicación se pide a través de los hospitales nacionales, provinciales y municipales desde donde se carga la receta, se audita en el ministerio, y una vez autorizada le llega a esa persona a través del operador logístico.

—¿Esto se hace a través de las delegaciones?

—Hay un trabajo de descentralización para que el paciente pueda hacerse el trámite en el hospital donde hace el tratamiento. Que no tenga que viajar a otra ciudad u otro establecimiento a llevar la receta. En el 2019 se contaba con 49 delegaciones y hoy arribamos a 80. Todavía falta. Esta política de descentralización mejoró muchísimo el acceso y, primordialmente, las demoras.

—¿Por qué?

—Porque en el 2019 la medicación tardaba en llegar, en promedio, 42 días. Hoy demora sólo 23, aproximadamente. Eso es un gran avance. Hay que tener en cuenta que hay varias auditorias que se tienen que llevar a cabo. Hay que chequear documentación, realizar una auditoria médica para chequear que el tratamiento médico sea el adecuado, y luego garantizar que la medicación llegue. La provincia es muy grande y en el interior muchas veces tienen que viajar a buscar la medicación, eso afecta a la calidad de vida del paciente.

Equipos de trabajo

—¿Cómo tomaron los trabajadores la creación del Instituto?

—Con todas estas políticas, los equipos refieren un cambio significativo. No solo en las condiciones en la que trabajan, sino cuando perciben que trabajan en una política que se tiene en cuenta de la gestión. Arrastraban la angustia de trabajar sin medicación, pero con un compromiso enorme, son momentos duros. Se comentaba que en la gestión anterior la medicación ingresaba «cada tanto», y eso atentaba contra el tratamiento. Hoy contamos con 65 trabajadores y trabajadoras en el Instituto, pero estamos tratando de ampliar los equipos.

—La oposición atacó mucho la contratación de más empleados estatales.

—Hoy tenemos 15 mil personas en tratamiento. El 70% es por tratamiento con drogas oncológicas, el 25% en cuidados paliativos. También hay un área de acompañantes, y en septiembre de 2021 se creó el 0800 del organismo para poder consultar desde trámites de recetas hasta acompañamientos a los pacientes y a la familia. Hoy, cuando se detecta que se necesita un acompañamiento especial, nos comunicamos con nuestros propios centros de telemedicina de salud mental. Esto arranco de forma pasiva, donde llamaban a consultar. De a poco lo estamos transformando en un seguimiento más activo. Hoy se comenta que las personas quieren tener domicilio en la provincia para tener la cobertura del Instituto.

—¿Cómo sigue el trabajo este año?

 

—La semana pasada firmamos los convenios 2023 con todos los prestadores, así que estamos contentos de articular lo público y lo privado. Se ha fortalecido el dialogo continuo con los equipos de los hospitales y los médicos oncólogos. También aumentó un 70% el vademécum de cuidados paliativos, que pasó de 10 a 17 drogas porque se contempla el cuidado paliativo no solo con opioides o morfina, sino con otras medicaciones para síntomas que se generan con el tratamiento. A su vez, está encaminada la restauración y reapertura del Centro Oncológico de Excelencia en Gonnet. El edificio ya está bajo la órbita del ministerio de Salud desde noviembre del año pasado y ya empezaron los trabajos de limpieza.