«Malvinas, cuatro viajes»: crónica de la vida en las islas antes y después de la guerra

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El libro «Malvinas, cuatro viajes», de Rafael Wollmann, responsable de las imágenes del desembarco argentino que recorrieron el mundo y lograron el histórico titular de la prensa francesa, «Inglaterra humillada», recupera 40 años de viajes al archipiélago documentando la vida cotidiana de sus habitantes, los paisajes y los ecos de una disputa histórica de soberanía que llega al presente: posguerra, la inmensa riqueza faunística y el desarrollo que resultó de la explotación de los recursos pesqueros.

La publicación del sello Taeda cuenta un hecho fortuito al tiempo que fundamental; compendia dos acontecimientos, uno personal y otro histórico, que hicieron la diferencia en torno a todas las crónicas que surgieron sobre Malvinas después de la guerra. Wollmann fue testigo absorto y privilegiado, junto a los isleños, de uno de los momentos más icónicos del siglo: los argentinos iban a recuperar por unos pocos días las islas.

Wollman tenía 24 años y, recién despedido de la editorial Atlántida, desde marzo recorría las islas para hacer una crónica geográfica para la pequeña agencia periodística que había armado con otros tres compañeros despedidos, Imagen Latinoamericana (ILA) y que, por contactos del oficio y lucidez para la subsistencia, había arreglado con Gamma, prestigiosa agencia fotográfica francesa, que les distribuyera el material. Así se les ocurrió esa nota geográfica, una de las primeras. Nadie había retratado imágenes del archipiélago para los medios.

Wollmann durante la presentacin del libro Foto Alfredo Luna

Wollmann durante la presentación del libro / Foto: Alfredo Luna

La cercanía del lente con los isleños y el desconcierto compartido que abrevan esas fotos ya no sería reproducible por ningún otro cronista, ni siquiera por la misión que aterrizó en las islas en un vuelo de la Fuerza Aérea el 3 de abril, recién anunciada la guerra. La desfachatez del acontecimiento, eso que cambia el orden de la cosas en forma persistente, sólo había captado por Wollmann, con un condimento invaluable, la frescura de la conmoción ‘in situ’, sin declaración ni mediación que mesure el impacto en la mirada.

De él son las fotos de los marines ingleses rindiéndose, del izamiento de la bandera argentina las islas la tarde del 2 del abril, de los militares argentinos con la cara camuflada, cuando llegaron los camarógrafos y fotógrafos en el avión argentino, para un trabajo relámpago de tres horas en las islas, ya tenían la cara limpia y los tanques anfibios se habían ido.