Francisco pidió que la Iglesia evite las polarizaciones entre «progresistas y conservadores»

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El papa Francisco pidió que la Iglesia evite las polarizaciones entre «progresistas y conservadores» y llamó a la institución a centrarse en «los pobres y descartados»; al recordar en la Basílica de San Pedro los 60 años del inicio del Concilio Vaticano II.

«Cuántas veces, después del Concilio, los cristianos se empeñaron por elegir una parte en la Iglesia, sin darse cuenta que estaban desgarrando el corazón de su Madre», lamentó el pontífice en la homilía con la que celebró la sesión inaugural de esa cita que marcó la apertura de la Iglesia hacia otros grupos cristianos con un encuentro que duró hasta fines de 1965.

«Cuántas veces se prefirió ser hinchas del propio grupo más que servidores de todos, progresistas y conservadores antes que hermanos y hermanas, de derecha o de izquierda más que de Jesús», lanzó, en un nuevo llamado de atención a los sectores que buscan sembrar división en la Iglesia.

«El Señor no nos quiere así, nosotros somos sus ovejas, su rebaño, y sólo lo somos juntos, unidos», agregó el Papa, antes de convocar a los miembros de la Iglesia a superar «las polarizaciones» y a trabajar por la «unidad» entre todo el cristianismo.

«El Señor no nos quiere así, nosotros somos sus ovejas, su rebaño, y sólo lo somos juntos, unidos»papa Francisco

El Concilio, celebrado como un encuentro ecuménico que reunió a todas los credos cristianos más allá del catolicismo, sirvió para darle un giro a la Iglesia hacia un modelo multicultural y mundial, con la integración de las diversas realidades.

En su homilía, el Papa llamó a volver «a una Iglesia que sea libre y liberadora».

«El Concilio indica a la Iglesia esta ruta: la hace volver, como Pedro en el Evangelio, a Galilea, a las fuentes del primer amor, para redescubrir en sus pobrezas la santidad de Dios», planteó.

Con una reivindicación del Concilio que opera al mismo como hoja de ruta para el presente, Francisco pidió atención para evitar las disputas y conflictos: «Ni el progresismo que se adapta al mundo, ni el tradicionalismo que añora un mundo pasado son pruebas de amor, sino de infidelidad».

«Son egoísmos pelagianos, que anteponen los propios gustos y los propios planes al amor que agrada a Dios, ese amor sencillo, humilde y fiel que Jesús pidió a Pedro», los describió.

«Hermanos, hermanas, volvamos al Concilio, que ha redescubierto el río vivo de la Tradición sin estancarse en las tradiciones; que ha reencontrado la fuente del amor no para quedarse en el monte, sino para que la Iglesia baje al valle y sea canal de misericordia para todos. Volvamos al Concilio para salir de nosotros mismos y superar la tentación de la autorreferencialidad», llamó luego el Papa.

En 1962 el Papa Juan XXIII abrió el Concilio con un discurso en latín de 37 minutos en el que planteó que la Iglesia buscaba «mostrarse madre amorosa de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad», según dijo a los 2.449 obispos de todo el mundo reunidos y de frente a una multitud que los había visto desfilar en la larga procesión por la Plaza de San Pedro.