Se espera un empeoramiento de los datos en estos meses Revertir el deterioro en la distribución del ingreso, objetivo número dos

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El gran desafío a corto plazo para el gobierno del Frente de Todos, que gozará de un aire renovador por un tiempo, es equilibrar el terreno cambiario. Sin embargo, subyace uno de los grandes problemas en el terreno social, económico y también político: la distribución del ingreso, en donde la inflación juega un rol determinante.

Desde 2017, la participación relativa de los empresarios en la distribución del ingreso subió en 8 puntos porcentuales, mientras que el peso de asalariados registrados y no registrados descendió en casi 9 puntos, concluye el último estudio elaborado por el Centro Cifra, que depende de la CTA.

La caída relativa de los trabajadores en el ingreso nacional no sólo se da en los años de contracción de la economía sino que también se produjo en 2021, a pesar del crecimiento del PBI de más del 10 por ciento. En cambio, las ganancias empresariales saltaron el año pasado del 43,2 al 47 por ciento de la «torta» de la economía nacional. Por su parte, los cuentapropistas incrementaron su participación desde el 11,5 por ciento del total en 2016-2017 al 13,5 por ciento en 2021. Los datos del primer trimestre de 2022 marcan estabilidad respecto del mismo período de 2021.

Los números anteriores formaban parte del diagnóstico económico oficial dominante  hasta la salida del gobierno de los ministros Matías Kulfas y Martín Guzmán. El discurso era que el Gobierno andaba bien en términos de creación de empleo y reducción de la pobreza, pero que en clave distributiva aparecía la deuda pendiente. 

Es decir, los frutos del crecimiento se cosechaban entre los sectores empresarios y no los asalariados. Con la explosión de la crisis política interna, luego el estallido cambiario y los sucesivos recambios de gabinete, el objetivo en materia de política económica pasó a ser tratar de volver a tener en caja los principales botones del tablero de control. Sin embargo, las carencias distributivas probablemente se agudicen este año, con el salto inflacionario.

El trabajo elaborado por los investigadores Pablo Manzanelli, Leandro Amoretti y Eduardo Basualdo muestra que entre 2016 y 2021, «los asalariados perdieron 7,7 billones de pesos de 2021, prácticamente equivalente a 70 mil millones de dólares de diciembre del 2021, los cuales representan el 19,5 por ciento del valor agregado promedio entre 2016/21». Alrededor de la mitad de esa pérdida se registró en 2020 y 2021, durante el gobierno del Frente de Todos. «El proceso inflacionario fue la variable clave para concretar esa redistribución del ingreso en favor del capital», indican.

La industria

La industria manufacturera registra una retracción en el peso relativo de los salarios en su producto que es mucho más alta que la caída global que experimentó la economía desde 2017. En la industria, la baja para los trabajadores fue de 18,6 puntos porcentuales, al pasar de un 48 por ciento de «la torta» en 2017 al 29,3 por ciento en 2021. Para explicar ese fenómeno, los autores mencionan que en el período se produjo «una fuerte reducción de los salarios reales, que alcanzó un 38,9 por ciento«. Esa baja se mitigó a partir de la situación de los cuentapropistas, lo cual muestra un proceso de precarización del trabajo industrial.

En términos técnicos, la caída de participación se explica porque la productividad, es decir cuánto produce cada empleado, se mueve por encima del salario. En el caso de la manufactura entre 2017 y 2021, la productividad muestra una caída del 5,3 por ciento, mientras que la baja del salario real en ese período es mucho más importante.

La contracara de la reducción del peso del salario es el incremento en la participación de las ganancias empresarias. «En el caso industrial, el excedente de explotación empresario subió del 36,3 por ciento del valor agregado al 51,8 por ciento entre 2017 y 2021. Se trata de una recomposición inédita de 15,5 puntos porcentuales», indica el informe. La mejora del margen de ganancia está íntimamente asociada a la inflación sectorial. De hecho, el trabajo detalla que desde 2017 los precios a los que vende la industria manufacturera se incrementaron en un 494 por ciento, 180 puntos por encima del incremento que registran el resto de las actividades económicas.