Una familia con dos salarios mínimos hoy es pobre en Argentina

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La suba de 4,55% de la Canasta Básica registrada en junio ubicó la línea de la pobreza en más de $100 mil, ante lo cual, las familias que perciben dos sueldos mínimos (un dato que suele utilizarse como referencia) no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas y son pobres.

Para poner en contexto el complejo panorama que viven hoy las familias argentinas basta con hacer una simple comparación de los valores que arroja mes a mes el INDEC sobre la Canasta Básica Total (CBT) y Alimentaria (CBA) (miden pobreza e indigencia, respectivamente) con el salario de referencia, el Mínimo Vital y Movil, un piso salarial que rige para los trabajadores fuera de convenio y de la economía popular, y que se resuelve en una mesa tripartita conformada por los gremios, los empresarios y el gobierno nacional.

En la última reunión de esta mesa se resolvió que a partir del mes de junio ningún trabajador puede ganar en nuestro país por debajo de $45.540. Durante ese mismo mes, tanto la CBA como la CBT se encarecieron un 4,55%, elevando las líneas de la indigencia y la pobreza a 46.525 y 104.216, respectivamente. Es decir que la familia de un trabajador que percibe un SMVM es indigente.

Como variable de análisis suele considerarse que en nuestro país existen al menos dos ingresos por hogar. Tomando como dato una familia que perciba dos ingresos mínimos, la misma contaría con un presupuesto mensual de $91.080, es decir, menos de $13 mil de lo que se necesita para cubrir las necesidades básicas y no caer en la pobreza. Es más, aún si se adelantara la suba del SMVM prevista para agosto, una familia tipo con dos sueldos seguiría siendo pobre, eso sin considerar los indicadores de julio en donde todos los pronósticos apuntan a un alza de 7 puntos del IPC.

Si desagregamos el analisis por persona adulta equivalente, encontramos que en el sexto mes del año un argentino necesitó más de $15 mil para no ser indigente y $33.750 para cubrir los gastos mínimos para no ser pobre. Cabe valorar que ninguna de las canastas toma en consideración el pago de alquileres o gastos de transporte. De allí que el argumento de ciertos sectores de que en la argentina muchos quieren vivir a base de planes sociales se cae por sí solo. Una sencilla comparación nos permite ver que un beneficiario de un plan (Potenciar Trabajo), cuyo ingreso es de la mitad del SMVM ($22.770) tiene un desfasaje presupuestario de cerca de $11 mil para llegar a considerarse clase media.

Ni hablar si consideramos a una familia tipo, que aún recibiendo dos beneficios sociales más otras asignaciones (AUH, por ejemplo), apenas si llega a cubrir la mitad de la CBT. Nuevamente, sin considerar alquileres y otros gastos.

Lo cierto es que por primera vez en la historia una familia argentina necesitó ingresos por arriba de las tres cifras para cubrir una canasta básica. Con ese dato como eje rector, se puede entender que ciertos sectores del kirchnerismo y la izquierda insistan en la necesidad de un Salario Básico Universal que fije un piso más elevado de ingresos para los sectores vulnerables.

Por otro lado, también los trabajadores de convenio vieron castigado su poder adquisito por el voraz incremento del IPC. Tomando como valores comparativos el interanual de la CBT y los acuerdos paritarios cerrados para este período, los salarios de la inmensa mayoría retrocedieron 10 puntos porcentuales frente al aumento del costo de vida. Mientras la mayoría de los gremios acordaron subas en torno al 60%, de junio del 2021 a junio del 2022 la canasta básica escaló un 71%. Si bien no se puede hacer una comparación directa, pues los acuerdos paritarios rigen para otro período, nos sirve para referenciar el impacto que la inflación tuvo sobre los salarios y tomar como dato estimativo de lo que sucederá en el segundo semestre.