Víctimas de la Shoá y de las dictaduras latinoamericanas se reunieron «por la memoria»

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«Memoria, Verdad y Justicia» fue la proclama más escuchada en el encuentro internacional celebrado este jueves en Berlín, Alemania, que reunió a sobrevivientes de la Shoáfamiliares de genocidas nazis y sus descendientes junto con víctimas de las dictaduras latinoamericanas y parientes de asesinos de esas tiranías que repudian a los perpetradores.

La iniciativa -denominada «Sumando Voces»– fue organizada por la Anne Frank House de los Países Bajos y articulada por el Centro Ana Frank Argentina, y los participantes (llegados de toda Latinoamérica y Europa) firmaron un compromiso por la educación y la memoria por el Nunca Más, haciendo un llamado a la paz y la convivencia en la diversidad.

Entre los testimonios estuvo el de Analía Kalinec, hija del genocida Eduardo Kalinec, condenado en 2010 a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Argentina.

Foto Prensa

(Foto: Prensa)

Analía Kalinec es integrante del colectivo Historias Desobedientes, conformado por familiares de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia, y destacó la irrupción de este grupo como «un nuevo actor social que no casualmente surge en Argentina». Lo consideró «un emergente a partir de las políticas públicas que se han implementado en nuestro país» que permitió que se «haya extendido a distintos países» de la región.

«Surge cuando se empiezan a revisar estos mandatos de silencio que imperan tan fuertemente al interior de nuestras familias», explicó sobre su origen.

También fue oradora del evento la legisladora porteña Victoria Montenegro (Frente de Todos), quien relató la historia de su apropiación y la posterior recuperación de su identidad mediante la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo.

«Nunca más podemos minimizar los discursos de odio, este es el desafío, trabajar de forma articulada».Victoria Montenegro

Montenegro, que es presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación de la Legislatura, consideró que la jornada de hoy fue «muy necesaria para poner en valor el ejercicio de la memoria» y para «sumar voces al Nunca Más», según explicó a Télam desde Berlín luego de su ponencia.

También contó que la delegación (formada por enviados de 15 países Latinoamericanos) recorrió los escenarios de la Shoá, donde «uno dimensiona no solo lo que significó, sino la maquinaria de la muerte ejecutada por hombres a los que en algún momento el discurso del odio los habilitó a cometer esos crímenes«.

Por eso «nunca más podemos minimizar los discursos de odio, este es el desafío, trabajar de forma articulada», fue su conclusión.

Otro de los oradores fue el chileno Pepe Rovano, hijo de un genocida, coronel de Carabineros condenado a 12 años de cárcel por el crimen de seis militantes del Partido Comunista en 1973.

«Mi padre nunca cumplió condena porque es un militar amnistiado«, se lamentó Rovano. Explicó entonces que fue hijo de madre soltera pero conoció la identidad de su padre a los 35 años, mientras vivía en Italia. «En ese momento decidí volver a Chile para conocerlo a él y a los hijos de las víctimas de mi padre, que igual que yo habían crecido sin padre, porque el mío los había asesinado», proceso que describió como «sanador».

«La historia con mi padre terminó muy mal», contó Rovano, que aseguró que lo desheredó «por ser homosexual», y entró en conflicto con su familia paterna, a la que demandó para luchar por su identidad.

Foto Prensa

(Foto: Prensa)

«Durante mucho tiempo me sentí solo creyendo que era el único hijo de genocida que se ponía en contacto con las víctimas. Pero en Argentina había un grupo de chicas que se estaban oponiendo a los mandatos patriarcales de los genocidas. Fui el primer chileno en entrar a Historias Desobedientes», relató.

Para el chileno «estas historias de transmisión generacional de la memoria se tienen que contar».

«Lo que nos une a todos es la lucha por la educación y el respeto por los derechos humanos y el Nunca Más» y agregó: «La reconciliación es algo difícil de conseguir, pero la reparación no».

Por su parte, Verónica Estay (nacida en México de sobrevivientes de la dictadura chilena y sobrina de Miguel Estay Reyno, colaborador de la dictadura de Augusto Pinochet y delator de su familia) consideró que hay un «movimiento muy importante para el trabajo de memoria no solo en Argentina y Chile».

Estay agregó que este movimiento «puede ser un modelo, y de hecho lo está siendo» y celebró «la responsabilidad de los descendientes de perpetradores que suman su voz a la de los descendientes de las víctimas y las víctimas mismas».

La jornada de este jueves, que incluyó los testimonios y la firma del compromiso, simbólicamente se realizó en el auditorio de Topografía del Terror (Niederkirchnerstraße 8), antigua sede central de las SS y la Gestapo del Reich.

Kalinec, Rovano y Estay fueron los tres oradores por parte de familiares de criminales de lesa humanidad perpetradores en Latinoamérica, en tanto entre las víctimas del terrorismo de Estado, además de Montenegro, contaron su historia Enrique Borcel (secuestrado durante la dictadura) y María Laura Stirnemann (hija de desaparecidos).

El otro eje del encuentro estuvo marcado por los relatos de los familiares de genocidas nazis Jacqueline Gies (nieta del criminal nazi que perpetró la «masacre de Lídice» durante la ocupación en Checoslovaquia), Urlich Gantz (hijo de un oficial nazi en Bielorrusia), y Bárbara Brix, cuyo padre participó de varias masacres nazis.

Finalmente, como sobrevivientes de la Shoá, contaron su testimonio Franz Michalski, André Poser y Wanda Holsam.

Como cierre del encuentro, del que participó una delegación de estudiantes, educadores, legisladores y referentes vinculados a los derechos humanos de la región, este viernes habrá un acto para conmemorar los 80 años de la firma de la llamada «Solución Final de la cuestión judía», en la Casa de la Conferencia de Wannsee (Am Grossen Wannsee 56/58), sede de la rúbrica.